Vitoria. El Ayuntamiento de Bilbao fue el elegido ayer por el PP para poner en marcha la iniciativa mediante la que pretende poner en un brete a las decenas concejales que el pasado sábado estrenaron su acta en representación de Bildu. La edil popular en la villa, Cristina Ruiz, fue la encargada de registrar una moción que seguirá idéntico recorrido en los 77 municipios en los que los conservadores tienen representación -también ayer se registró en Donostia- y en las tres juntas generales, y que cuenta con el respaldo del Gobierno Vasco.

El partido de Basagoiti y los socialistas firmaron su entente en 2009 con la firmeza ante ETA como estandarte y ése es el mensaje que las dos formaciones están recuperando tras la contundente entrada de Bildu en las instituciones.

El efecto real de la moción es limitado, pues la nueva Ley Electoral no tiene carácter retroactivo y, afortunadamente, el alto el fuego sigue vigente, pero busca poner en un aprieto a una coalición que aún no ha pedido la desaparición de ETA. Así se lo exigen el resto de formaciones y expresamente este texto, que según Cristina Ruiz pide "cosas muy básicas, pero importantes". En concreto, reclama la condena "de todos y cada uno" de los asesinatos de ETA, la reprobación de "su historia de terror", y "la disolución incondicional" de la organización.

Y en ese empeño el PP cuenta con el respaldo de un PSE que gobierna gracias a los votos de los conservadores en el Parlamento Vasco, con la única contrapartida de no salirse de la vía de la firmeza ante ETA, aunque se admitan matices con respecto a la legitimidad de Bildu.

La portavoz del Gobierno, Idoia Mendia, confió ayer en que "todos los partidos e instituciones" voten a favor de la moción, y el consejero de Interior, Rodolfo Ares, incrementó la presión sobre Bildu sin referirse a la campaña de mociones emprendida por el PP. En una entrevista concedida a ETB, Ares pidió a los líderes de EA y de Alternatiba, Pello Urizar y Oskar Matute, que fuercen a los independientes de la coalición a desvincularse de cualquier forma de violencia.

Se refería el titular de Interior a las agresiones verbales que sufrió el concejal del PP de Elorrio, Carlos García, quien con su voto permitió que el PNV y no Bildu, la lista más votada, gobierne en la localidad vizcaína. "Deberían pronunciarse con toda claridad en contra de esas actitudes", sentenció con respecto a Urizar y Matute. Ares, que culpó al PNV de ser "el único responsable" de la cuota de poder adquirida por Bildu, rechazó que el acuerdo con el PP contenga "ni una sola política frentista". Los objetivos de ese acuerdo de bases "pueden compartirlos todos los partidos", afirmó.

Por su parte, el concejal del PSE en Bilbao, Txema Oleaga, no aceptó con tanto entusiasmo como sus compañeros del Gobierno Vasco la iniciativa emprendida por el PP. El PSE "podría aprobar" la moción del PP, aunque se mostró partidario de presentar enmiendas al respecto.

Desde el PNV, su presidente, Iñigo Urkullu, no hizo alusión directa a las mociones, pero sí abogó por "hacer lo posible para que la izquierda abertzale, que se dice Bildu, también exija el cese definitivo de ETA".

Mientras, el lehendakari Carlos Garaikoetxea salía en defensa de la coalición abertzale de la que forma parte el partido que fundó en 1986, EA, y lo hizo en muy duros términos. El político navarro dijo en Radio Euskadi que las mociones demuestran el "buitreo con el que se quiere seguir explotando el filón de la violencia", una interpretación de la política de tolerancia cero muy diferente a la que sostiene el PP. El portavoz conservador en el Parlamento Vasco, Leopoldo Barreda, dijo que Bildu ha "sacado a pasear" a Garaikoetxea, "con su aureola de lehendakari, para justificar lo injustificable".

El clima generado por la entrada de Bildu en ayuntamientos y diputaciones ha afectado a unos más que a otros. Mientras PSE y PP apelan a la paralización de los grandes proyectos de Euskadi y a la supuesta falta de recorrido democrático de la coalición para desacreditarla, UPyD afirmaba ayer que con su regreso a las instituciones "se reproducirá el ambiente mafioso" de los años ochenta y noventa.

Bildu por su parte, recogía ayer el mensaje lanzado por el lehendakari sobre la necesidad de "dejar de construir el país unos contra otros", y le pedía que deje de "ser rehén de la derecha representada por el PP y se una al proceso apoyado mayoritariamente por la sociedad vasca, y que tuvo un claro reflejo el pasado 22 de mayo".