Vitoria. Si la digestión de los resultados del 22-M fue larga y pesada para quienes vieron cómo se desinflaba su apoyo social, la de la constitución de las nuevas corporaciones municipales no parece que vaya a serlo menos. Especialmente para PP y PSE, que sólo gobernarán 15 municipios de la Comunidad Autónoma Vasca frente a los 200 de PNV y Bildu, y que ahora cimentan su estrategia en proyectar la imagen de un frente entre estas dos formaciones abertzales forjado entre las sombras gracias a la "cobardía" jeltzale. Así lo aseguraron los principales portavoces socialistas el mismo sábado, irritados porque dos ententes entre Bildu y el PNV les habían arrebatado dos ayuntamientos -Lasarte y Trapagaran-, y así lo van recogiendo en su discurso sus socios populares.

Sin embargo, a juicio de lo dicho ayer por Pello Urizar, la existencia de este pacto no pasa de las fronteras que marcan la imaginación o el manual político de PP y PSE.

Y es que el portavoz de Bildu fue ayer tajante en su rechazo de este presunto acuerdo entre las dos grandes almas del nacionalismo. "No ha habido ningún pacto, y menos con el PNV como ha querido vender el partido socialista. Y mañana [por hoy] va a quedar en evidencia en Bizkaia, donde con total seguridad nos vamos a quedar fuera de la Mesa de las Juntas Generales por iniciativa del propio PNV", explicó gráficamente.

Para Urizar, los apoyos que los ediles de ambas formaciones se ofrecieron recíprocamente en esos dos municipios fueron únicamente "excepciones" que enmarcó como un "reflejo de la situación local" alumbrado, no por orden de la coalición, sino "a iniciativa propia de las personas que concretamente decidieron votar en un sentido u otro". "Han sido casos muy concretos". "Si eso supusiera que hay pactos, también se podría decir que los hemos hecho con el PSOE, y no es ésa la realidad", apuntó con ironía recordando así lo sucedido en otros dos municipios -Lanestosa y Larraga- donde el apoyo recíproco del PSE a Bildu, y de ésta al PSN respectivamente, convirtió en alcaldes a sus representantes por mucho que PNV y UPN hubieran sido las listas más votadas.

Por todo ello, Urizar reclamó a las fuerzas constitucionalistas -a las que calificó como el "frente del no"- que aborden "una profunda reflexión" que les ayude a ponerse a tono con el "nuevo tiempo político" alumbrado desde el pasado día 22.

"Incidentes" del pasado De cara a este nuevo tiempo, el portavoz de Bildu subrayó que la "bandera democrática" de su acción política será "la defensa de todos los derechos humanos, civiles y políticos, la defensa de la legalización sin demora de Sortu" y la defensa de "una solución definitiva para los presos y para todas las víctimas en general".

Pero el caso es que durante la constitución de los ayuntamientos, algunos de los que son ahora sus compañeros de filas increparon a la salida de los ayuntamientos a algunas corporaciones como la de Elorrio, constituidas con alcaldes del PNV pese a haber sido la coalición la lista más votada. Y ante esta situación, Urizar optó por rebajar el alcance de lo sucedido tirando de eufemismos para calificarlo de "incidentes", "diferentes cuestiones" o "este tipo de cosas", que en cualquier caso aseguró que Bildu tiene por "objetivo" que desaparezcan. "La realidad es que quizás centramos la atención en las excepciones y no hay que centrar la atención en las excepciones", concluyó, rechazando expresamente utilizar el tan traído concepto de la "condena".

Basagoiti aprieta al PNV Ninguna de estas explicaciones caló en el PP vasco, que utilizó el contexto postelectoral para cargar contra el PNV con la esperanza de que se vea abocado a "reconsiderar" su estrategia y tomar su mano y no la de Bildu.

El líder del PP vasco buscó incoherencias en la estrategia jeltzale para subrayar la "hipocresía" de su dirección y achacarla al "miedo" que tendría al coste electoral que le podría suponer situarse ahora frente a la coalición soberanista. "Cuando el PNV propone blindar el banco de las cajas vascas para dejar fuera a Bildu está reconociendo los riesgos que entraña su presencia y posición". Entonces, "¿cómo es posible que facilite gobiernos de Bildu en las instituciones vascas?", se preguntó antes de insistir en que el PNV "tiene en su mano seguir haciendo camino con los demócratas o seguir la mano de los que ayer mancharon una vez más la imagen del País Vasco", y de acusar a los jeltzales de "encharcar" las relaciones entre los partidos vascos al ignorar incluso las "presiones" sufridas el sábado sólo "por miedo a perder votos".

La opción de Rubalcaba Con los socialistas vascos aún reflexionando en silencio, Alfredo Pérez Rubalcaba tomó el micrófono para abordar desde Cataluña el escenario creado en los ayuntamientos. Bildu podría haber tenido menos ayuntamientos "si las cosas se hubiesen hecho de otra manera y yo siempre pensé que se podían hacer", dijo, antes de matizar en todo caso que respeta las decisiones de cada partido refiriéndose así al no que el PNV dio a la oferta de "pacto global" que PP y PSE le ofrecieron, dejando al margen, eso sí, el pacto que sustenta a Patxi López en el Parlamento Vasco.

Tras escuchar al ministro del Interior, el siempre atento vicepresidente de Comunicación del PP, Esteban González Pons, no dudó en pedir su dimisión ante "la gravedad de la situación en que queda ahora el País Vasco", que a su juicio "exige un ministro del Interior las 24 horas del día" y no uno inmerso en la sucesión de Zapatero. Y es que, en su opinión, es "indecente" que ETA vaya a "tener acceso a los impuestos que se recauden en el Ayuntamiento de San Sebastián" gracias a Bildu.