la peor de las previsiones se hizo realidad ayer en Vitoria, donde la paraguada con la que el movimiento del 15-M había decido recibir a la nueva Corporación acabó salpicada por un episodio violento que se saldó con dos detenidos y que empañó un acto en el que más de cien personas repitieron sus demandas de redibujar la democracia para hacerla real, transparente y participativa.
Como había sido norma en las tres semanas de andadura de la Acampada Gasteiz, reflejo vivo de este movimiento en el corazón de la capital alavesa, el acto convocado para que los nuevos gestores fueran conscientes de la que está cayendo -lema del acto- se estaba desarrollando en términos exquisitamente pacíficos y democráticos. La organización había pactado entre los miembros del movimiento y con el Consistorio trasladarlo de la Plaza del Ayuntamiento a la de la Virgen Blanca atendiendo al argumento de que allí iba a faltar espacio al coincidir con el escenario montado con motivo del festival KaldeArte. Los organizadores se esforzaban por que nadie se saltara el guión pactado en asamblea e incluso los artistas se solidarizaban con el 15-M. Sin embargo, la tensión se masticaba en el ambiente entre quienes sintieron como una afrenta que se les negara el acceso a una plaza pública. "Esa plaza también es nuestra", se empezó a escuchar. Algunos comenzaron entonces a encararse con los agentes tratando de entrar en ella hasta que un pequeño grupo lo logró y los ánimos se terminaron de crispar. Sentados en el suelo comenzaron a increpar a los políticos hasta que según un testigo presencial un joven se refirió a un agente como "zipaio". Cuatro ertzainas saltaron sobre él y le inmovilizaron con gran violencia mientras los demás establecían un perímetro a porrazos. Sus compañeros comenzaron entonces a increpar a los ertzainas, presas de la rabia, dando lugar a un tenso pulso que se prolongó durante casi dos horas.
El movimiento se desvinculó inmediatamente de los sucesos subrayando su vocación pacífica, pero la paraguada ya había quedado manchada por este choque violento que, sin embargo, no se reprodujo en ninguna de las otras ciudades en las que se convocaron actos así durante la constitución de los ayuntamientos.