Vitoria. Ni crisis de Gobierno, ni dimisión del lehendakari López, ni arrebatos de autocrítica. El PSE ha decidido no transmitir una imagen de debilidad pese al batacazo del 22-M, y ha insistido en presentarse como un partido en condiciones de acabar la legislatura al frente de la CAV. Sin embargo, los últimos movimientos relacionados con el pacto contra Bildu suscrito por los constitucionalistas podrían resquebrajar el entendimiento de los socios preferentes, con un PP que se decanta por cuidar a su electorado apoyando al PNV en Elorrio, Sopela o Laudio para no cargar a sus espaldas la responsabilidad del acceso de la coalición a las instituciones, mientras el PSE no se plantea hacer la más mínima concesión a los jeltzales. Pero hay más. La eventual marcha a Madrid de alguno de los hombres fuertes de López dejaría a su Ejecutivo malherido y acercaría la posibilidad de convocar elecciones anticipadas, con un lehendakari que no termina de tomarle el pulso a las necesidades de la sociedad vasca y que arrastra sin remedio su déficit de liderazgo.
En los corrillos políticos cobra fuerza la idea de que su consejero de Interior, Rodolfo Ares, su mano derecha y poder fáctico, mira a la capital estatal. Según ha podido saber DNA, el propio Zapatero habría insinuado que Rubalcaba busca su fichaje. El reemplazo del viceconsejero de Seguridad, Rafael Iturriaga, por el cabeza de lista del PSE a la Diputación de Gipuzkoa, Miguel Buen, parece haber abonado y asegurado el relevo de Ares ante su eventual marcha. Unos movimientos que han hallado correspondencia en Madrid, con un Alfredo Pérez Rubalcaba que ha decidido dejar Interior -y desvincularse algo más de Zapatero, aunque conserve la Vicepresidencia- antes de las elecciones a las que se presentará previsiblemente como candidato a presidente español. Ares tendría, así, un hueco por donde asomar en el Ejecutivo, tras haber comandado mediáticas actuaciones como la guerra de carteles de los presos, que tanto predicamento despiertan entre buena parte de la opinión pública de la capital estatal. El socialista vasco, de ese modo, podría acompañar a Rubalcaba desde la precampaña de las generales.
Los acontecimientos se han precipitado mientras comienzan a sonar con fuerza los rumores sobre un adelanto electoral en el Estado para el próximo otoño. Por el contrario, de producirse en la fecha prevista, en el mes de marzo, podría ser el Parlamento Vasco quien adelantara su reloj para hacer coincidir las elecciones autonómicas con las estatales, de modo que López podría confiar en la polarización del voto entre PSOE y PP, y en un eventual efecto Rubalcaba para remontar y rascar apoyos, si bien la irrupción de Bildu le deja prácticamente sin opciones de revalidar la mayoría constitucionalista en la Cámara. Ante ese aciago horizonte, Ares podría haber optado por abandonar Gasteiz antes de la debacle, y por garantizar su carrera en Madrid, si bien el PSOE podría compartir derrota con su delegación vasca, a tenor del avance popular del 22-M. El consejero ya acreditó su vocación de superviviente de la política en 2002, cuando se zafó de su relación con Nicolás Redondo Terreros tras el batacazo de 2001, para pasar a engrosar la Ejecutiva de López.
'Adiós' a Chacón Según ha podido saber este periódico, Rubalcaba y Ares mantienen una interlocución constante -las relaciones entre el consejero y el portavoz del PSE José Antonio Pastor, por el contrario, se encontrarían deterioradas-. El adiós de Carme Chacón a la sucesión de Zapatero y la vía libre a Rubalcaba fueron propiciados, precisamente, por la sucursal vasca con la que guarda tanta sintonía el ministro. La socialista decidió dar un paso atrás después de que López dinamitara la estabilidad de Ferraz y propusiera celebrar un congreso para relevar a Zapatero de la Presidencia del PSOE, y no solo del Gobierno español. Mientras tanto, el PSE sigue inmerso en su particular baile de sillas. Algo se mueve. Pastor no será juntero, y Buen tampoco. Eran los cabezas de lista de Bizkaia y Gipuzkoa.