vitoria. El PSE respondió ayer al anuncio jeltzale de votar a sus propios candidatos en los ayuntamientos y las Juntas Generales con idéntica moneda, al menos si de aquí al sábado ambos partidos no han fraguado junto al PP un pacto global con el que en Sabin Etxea no comulgan.
La decisión adoptada por el Euzkadi Buru Batzar del PNV dejaba la pelota en el tejado socialista y le posibilitaba una herramienta para que Bildu no gobierne en Gipuzkoa: votar al candidato jeltzale. Pero el PSE no está por la labor, elude cualquier responsabilidad si finalmente Martin Garitano y su equipo acceden a la Diputación guipuzcoana e insiste en defender su estrategia global del "todo o nada", como advirtió el lehendakari.
Ni siquiera el último llamamiento del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidiendo en la tarde de ayer "sentido común" a todas las formaciones políticas para que impidan la incorporación de la coalición abertzale a la cúpula del entramado institucional vasco ha hecho mella en la decisión de los destinatarios, incluidos los propios compañeros de partido del también ministro del Interior. Tampoco la advertencia de la portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, quien valoró que a Garitano "le queda un largo recorrido para ser demócrata".
Con las piezas sobre el tablero, la presentación de los candidatos de PNV y PSE, además del de Bildu, reportaría a Martin Garitano únicamente los votos de su propio grupo -con la incógnita de cuál será la posición final de Aralar-, suficientes apoyos para alcanzar la investidura en un gobierno en minoría. Idéntico escenario se podría repetir en otros ayuntamientos guipuzcoanos como Errenteria y Andoain.
Mientras, en Álava, el esquema inicial no varía con el movimiento socialista, ya que el PSE considera este territorio "una excepción" y renunciaría a presentar y votar a Txarli Prieto siempre que Ezker Batua, cuyos dos procuradores son imprescindibles para que Xabier Agirre mantenga el cargo, se abstuviera y abriera así las puertas de la Diputación a la entente PSE-PP.
En el caso del Ayuntamiento de Vitoria, la candidatura del socialista Patxi Lazcoz no tendría ningún efecto contrario a la elección del aspirante del PP y candidato más votado en las urnas, Javier Maroto. Y es que la ley electoral sólo otorga la posibilidad de gobernar con mayoría simple al candidato que ha sumado más votos en las elecciones, y la suma de PNV y PSE no supera los 14 ediles que suponen la mayoría absoluta.
Aun y todo, los socialistas quieren apurar los resquicios que las negociaciones esconden a día de hoy y mantienen la mano tendida al PNV para dar un vuelco a las previsiones actuales, además de seguir en contacto con el PP en el encuentro que hoy les reunirá en el Parlamento Vasco. De forma paralela a esta disposición al diálogo, fuentes socialistas reconocieron ayer que la decisión adoptada por el PNV no les ha sorprendido en absoluto; es más, mantienen en público su convicción de que tras el anuncio del EBB se esconde un pacto encubierto y "vergonzante" de los jeltzales con Bildu, una teoría que comparte el PP e idéntico acuerdo que la coalición abertzale, por su parte, ve entre el partido presidido por Iñigo Urkullu y el PSE.
A pesar de estas paradójicas certezas, el día después al breve comunicado del PNV en el que mostraba su intención de presentar a sus propios candidatos en los respectivos plenos de investidura fue subiendo la temperatura de las filas socialistas con el paso de las horas. El aspirante del PSE a privar a Garitano de la makila de diputado general, Miguel Buen, fue el primero en salir a la palestra mediática para responsabilizar al PNV de un hipotético gobierno foral formado por Bildu, alegando que "otros tienen mucha más responsabilidad que nosotros".
El tono subió enteros y una reunión vespertina del grupo parlamentario socialista derivó en la convocatoria de una intervención pública de su portavoz, José Antonio Pastor, en la que defendió la responsabilidad "única y exclusiva" de la formación jeltzale ante un gobierno guipuzcoano formado por la coalición abertzale. "Ellos han tomado una decisión y deben afrontar sus consecuencias", espetó al PNV.
La llegada al poder de Bildu supondrá, en opinión de Pastor, "poner patas arriba la arquitectura institucional del país" y desvelará que el partido de Iñigo Urkullu "ocultó" durante la campaña electoral su perfil más soberanista.
Asimismo, el portavoz del PSE enmarcó en un intento por "curar su mala conciencia" la petición de Urkullu a Bildu para que exija a ETA el cese de su actividad en los plenos municipales del sábado. El aludido, por su parte, reiteró que su partido no pactará con nadie porque PP, PSE y Bildu defienden una política "en contra de", pactos cerrados que, según el presidente jeltzale "forman parte del pasado" político basado en la cultura de "bloques".