BILBAO. La decisión del PNV de presentar sus propias candidaturas a las alcaldías en todos los ayuntamientos vascos en los que tiene presencia y votar a sus cabezas de lista tanto en los consistorios como en las diputaciones forales pone la pelota sobre el tejado del PSE (y del PP). La formación jeltzale da un golpe de efecto al anunciar que pugnará en los tres territorios de la CAV y en todos los municipios donde tiene presencia. En el caso de las diputaciones, la decisión podría variar si en el tiempo que transcurra hasta la constitución de las tres Juntas Generales "concurren circunstancias que ahora no se prevén".
La decisión cambia por completo el panorama previo a la constitución de ayuntamientos el próximo sábado y en pocas semanas de los gobiernos de las diputaciones forales y traslada la presión a socialistas y populares, ya que con este movimiento la formación jeltzale pone a prueba el compromiso de PSE y PP y si su apuesta por vetar a Bildu no escondía intereses partidarios para asegurarse ayuntamientos o diputaciones importantes para cada uno de ellos.
Los socialistas han supeditado su apoyo a Markel Olano como diputado general de Gipuzkoa a que los jeltzales respalden a su candidato en los ayuntamientos de Donostia, Errenteria y Andoain. Bildu, con 22 junteros, es la formación con mayor representación en las Juntas Generales de Gipuzkoa, seguida a mucha distancia por el PNV (14 apoderados), PSE (10), Partido Popular (4) y Aralar (1). Olano podría superar a Martín Garitano, candidato de la coalición abertzale, si contara con el apoyo de los socialistas,
Si en las Juntas Generales de Gipuzkoa se enmaraña la situación, en el Ayuntamiento de Donostia se despeja, ya que la decisión de presentar la candidatura del jeltzale Eneko Goia deja vía libre a Bildu para acceder a la Alcaldía. Liderado por Juan Carlos Izagirre, la coalición obtuvo siete concejales, uno menos que PSE y uno más que PNV y PP, que lograron seis ediles cada uno. Un eventual apoyo de los populares a la candidatura del socialista no daría la mayoría absoluta necesaria fijada en catorce votos, con lo que será proclamado alcalde el concejal que encabece la lista que haya obtenido mayor número de votos populares, esto es, Bildu.
La decisión del PNV no modificará demasiado las previsiones sobre las otras dos capitales de la CAV, ni sobre las Juntas de los otros dos territorios. En Bilbao, los jeltzales tienen mayoría absoluta por lo que Iñaki Azkuna repetirá como alcalde, mientras que en la Diputación vizcaina solo una imposible unión de los votos de PSE, Partido Popular y Bildu podría arrebatar la presidencia del gobierno foral a José Luis Bilbao, aunque en cualquier caso volverá a gobernar en minoría y se verá obligado a trabar acuerdos con otras formaciones para sacar adelante sus proyectos más importantes.
En Gasteiz, el popular Javier Maroto tiene una mayoría clara sobre el resto de las formaciones, por lo que el margen que estos tienen para pactar una fórmula que le supere en votos es muy estrecha y se reduce solo a una entente nada probable entre socialistas y jeltzales. En las Juntas Generales de Araba, PP y PNV presentarán a sus respectivos candidatos -Javier de Andrés y Xabier Agirre- para hacerse con el gobierno de la Diputación. PSE y PP ya han anunciado que extenderán su pacto en Ajuria Enea hasta las Juntas alavesas, pero la aritmética no les asegura una mayoría suficiente y dependen de la juntera y el juntero de Ezker Batua, ambos encuadrados en el sector madracista, en teoría más afín a los postulados abertzales. Populares y socialistas suman veinticinco votos frente a los veinticuatro que suman PNV y Bildu, por lo que el candidato jeltzale necesita del apoyo de EB para superar a De Andrés.
En cualquier caso está por ver si Bildu mantendrá ahora su anunciado apoyo "sin contrapartidas" a Agirre, ya que la decisión del PNV de presentar en Gipuzkoa a Markel Olano puede, si así lo quiere el PSE, destronar a Martín Garitano del sillón presidencial antes de sentarse en él.
Los jeltzales, que protagonizaron ayer una jornada especialmente movida -cita con Bildu por la mañana, reunión del EBB a mediodía y Asamblea Nacional por la tarde-, apostaron por desligar la negociación de los ayuntamientos de la conformación de las diputaciones. Así lo confirmaron fuentes de la formación a DEIA al indicar que esta semana analizarán el escenario de los consistorios, mientras que las instituciones forales habrán de esperar hasta después de este sábado.
La formación de Sabin Etxea no contempla cambios de cromos. Su política postelectoral vuelve a alejarse, así, del pacto global planteado por los constitucionalistas, partidarios de aislar a Bildu y de repartirse las instituciones entre los firmantes de la alianza. Los constitucionalistas han reiterado en las últimas semanas que cualquier acuerdo habría de ser global, y han exigido, por lo tanto, suscribir una alianza en materia de ayuntamientos y diputaciones antes del 11 de junio. El socialismo ha avisado de que la negativa a vetar a Bildu abortaría cualquier posibilidad de entendimiento con los jeltzales en la Diputación de Gipuzkoa.
Desde Sabin Etxea recalcan sus diferencias con la coalición y no contemplan acuerdos de gobierno en los casos en que sea Bildu quien vaya a comandar la institución en liza. Creen que la formación de Urkullu "no ganaría nada", y recuerdan que no pueden sustentar su unión exclusivamente en el derecho a decidir. "Está muy bien, pero hay que concretar y gobernar día a día", recalcan.
El PNV es consciente de la holgada mayoría con la que ha triunfado en Gipuzkoa. Un territorio donde, además, la coalición podría gestionar 58 de los 88 municipios del territorio guipuzcoano y ocho mancomunidades. El ejemplo no admitiría comparación con el supuesto del PP y Araba, ante la representación, mucho más limitada, de los populares en el territorio.
Los jeltzales tienen asumido que el 11 de junio pasará "de todo", y que tanto Bildu podría desalojarles de alguna localidad -Markina-Xemein, con el empate a escaños de la formación jeltzale y la coalición y el previsible voto de Aralar a favor de la nueva formación, o Muxika-, como los propios jeltzales podrían evitar su investidura en supuestos como el de Elorrio.