El Partido Socialista de Euskadi se enfrenta a una encrucijada. Ha perdido prácticamente 65.000 votos en todo Euskadi tras venir de los mejores resultados que se le recordaban y ahora le toca reflexionar sobre el futuro inmediato y a medio plazo de la formación. Será el próximo otoño, con tiempo para las siguientes autonómicas, cuando el PSE celebrará la conferencia política en la que, al margen de la crisis económica, cuya gestión está en su mano desde el Gobierno Vasco en una muy pequeña medida, deberá hacer un examen de conciencia.
En el comité extraordinario del pasado día 1 de junio, convocado con motivo de la debacle electoral del 22-M, el lehendakari López asumió en primera persona la responsabilidad del batacazo electoral, pero la autocrítica no pasó de ese gesto que en todo caso le correspondía como secretario general del PSE.
Pasada esa primera autoevaluación en la que la militancia sí expresó opiniones más críticas, destacados dirigentes del PSE analizan para DNA las claves de la derrota socialista en Euskadi y el rumbo que debe tomar el partido para recuperar la confianza de los electores.
Además de consejero de Transportes y Vivienda del Ejecutivo de López, Iñaki Arriola es secretario general del PSE guipuzcoano. Arriola enmarca el desastre electoral en la crisis de la socialdemocracia en toda Europa y en la situación económica que le ha tocado gestionar al PSOE de Zapatero, pero no elude las responsabilidades propias. Preguntado por si el electorado ha podido castigar al PSE por firmar un pacto de gobierno con el PP, asegura que "el resultado en Euskadi se debe en parte a la coyuntura general del país, pero también, como en todas partes, tiene su componente local".
En todo caso, cree que la crisis económica es el principal factor que ha azotado al PSOE y a todos los gobiernos en activo en Europa. "Al que le toca administrar una crisis paga un precio electoral en todas partes. En Alemania, el buque insignia de Europa y que parece que está capeando la situación económica, cada vez que hay unas elecciones el partido conservador se pega el batacazo".
A ello hay que añadir hoy en día que la socialdemocracia, ideológicamente, no se sabe muy bien qué es. "La crisis económica general que sacude a Occidente ha supuesto que los partidos socialistas estén en una situación de indefinición de las políticas que tienen que implementar de cara a salir de la crisis y defender el Estado del Bienestar".
Ante esa situación, "hay que hacer una reflexión a nivel de España, pero también específicamente a nivel de Euskadi es necesaria para poner en orden las ideas, teniendo en cuenta nuestras singularidades como país, y plantear nuevas propuestas y proyectos desde la izquierda para poder dirigirnos a los ciudadanos generando confianza e ilusión", señala Arriola. "El PSOE -continúa- se presentaba a las generales con un programa que no contemplaba unas medidas que hubo que adoptar sobre la marcha, y eso ha generado una situación de desorientación".
El secretario general del PSE en Bizkaia, José Antonio Pastor, no cree que el acuerdo de bases haya creado confusión en el electorado, porque si hubiera sucedido así, "en Álava, donde ese acuerdo tenía una amplia aceptación popular, habríamos tenido mucho mejor resultado del que hemos tenido". No piensa lo mismo su homólogo en Álava, Txarli Prieto, quien dijo en un primer balance postelectoral que el votante alavés creyó que votar PSE era votar PP y que por eso no salió de casa el 22-M.
Pastor, por su parte, considera que aunque el pacto con el PP no ha desgastado al PSE, sí se debe, por un lado, dotar de contenido ideológico al partido, y por otro acercarse más al sentir ciudadano. "Todas las intervenciones en el comité nacional apuntaban a un mayor reforzamiento del perfil ideológico del partido desde el punto de vista de la socialdemocracia, y también a abrirse a otros colectivos y ciudadanos que tienen un sentimiento de desapego hacia la política y a los que entendemos que los socialistas estamos obligados a dar respuesta", afirma. "Somos socialistas y socialdemócratas -insiste-, pero no hemos sabido encontrar un discurso que sea capaz de conectar y dar respuesta a los problemas que la sociedad se plantea", y por ello "la derecha en toda Europa y a nivel mundial ha avanzado en amplias capas de la sociedad mientras la Internacional Socialista está prácticamente desaparecida", según el líder socialista. "Probablemente no hemos estado a la altura de las circunstancias para enfrentarnos a la nueva realidad y ese es el empeño que tenemos que poner ahora en marcha", admite.
Óscar Rodríguez, secretario del Grupo Socialista en el Parlamento, descarta que el acuerdo de bases haya influido en la derrota electoral, y recuerda que pese a ser reacio a su firma hace dos años, ahora es uno de sus mayores defensores "en el partido y en el grupo parlamentario", porque a su juicio está cumpliendo el cometido de "luchar contra la crisis y contra el terrorismo, y de tranquilizar la vida política. Yo no apuesto por romper el Gobierno -asegura- porque esos tres objetivos no se pueden lograr con otro que no sea el PP".
En cuanto al rumbo ideológico que debe tomar el PSE tras la debacle, Rodríguez cree que es pronto para sacar conclusiones, pero sí cree que se debe hacer "una defensa más fuerte de la política de izquierdas, sin achantarnos, y no comprar el discurso de la derecha, por ejemplo, sobre el fraude social del que tanto se ha hablado en campaña. Se habla de inmigrantes y de pobres que cobran ayudas sociales, pero no de los usurpadores de otras ayudas, de las exenciones de impuestos, del fraude fiscal, o de la gente que paga y contrata con dinero negro". Así pues, Rodríguez cree clave "reformular el modelo de partido para acabar con la distancia que existe entre los ciudadanos y la política". Gemma Zabaleta, consejera de Empleo y Asuntos Sociales, apuntaba el pasado jueves en el Parlamento a esa crisis de identidad del socialismo como causa de la derrota electoral, pero la ligaba con la firma del acuerdo de bases. "El PSE tiene que marcar siempre su perfil propio esté con quien esté gobernando, y en este sentido tiene que dar mensajes nítidos a la sociedad vasca sobre cuál es su proyecto", apuntaba la responsable socialista, para quien "el devenir del PSE siempre se tiene que ajustar a las realidades, porque si algo tenemos que hacer en política es escuchar lo que dicen los ciudadanos en la calle, pero sobre todo cuando se expresan en las urnas".
También para Zabaleta la crisis ha tenido mucho que ver en la derrota de los socialistas, porque todos los gobiernos de Europa han sido castigados, pero cree que "hay que estar atentos al resto de los componentes. Yo creo que hay que escuchar a la sociedad", enfatizó.