vitoria. Habría que mirar a la resaca electoral de 2009 para encontrar un nivel de enconamiento público de las relaciones entre socialistas vascos y jeltzales tan alto como el que parecen atravesar en este momento. Si fue Iñigo Urkullu, presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, quien la semana pasada explícitamente exigía al lehendakari su dimisión, éste replicó el miércoles ante el Comité Nacional del PSE, no sólo ratificando su intención de agotar la legislatura sobre las mismas bases que hasta ahora, sino cargando contra los jeltzales con toda la dureza. "El nacionalismo es nuestro adversario político más importante" o "el PNV, que quiere aparecer como el ganador, ha perdido la primera posición en muchas instituciones", son algunos de los mensajes que dedicó López a los jeltzales en su discurso.
Ayer, la portavoz de su Gobierno, Idoia Mendia, ahondó en ese enfrentamiento, cargando contra Urkullu en ETB: "Desde que ha sido presidente del PNV, ha sido un hombre que ha ido de derrota en derrota porque perdió el Gobierno Vasco y, en estas elecciones, se puede decir que el PNV se ha convertido, más que nunca, en lo que fue en origen, un partido vizcaíno y para vizcaínos, porque en Álava está bastante lejos y en Gipuzkoa ha quedado muy por debajo, ha perdido todo el poder, salvo cuatro ayuntamientos".
Sin paños calientes. El cruce de declaraciones entre socialistas y jeltzales realmente hace complicado pensar en la posibilidad de que ambas formaciones lleguen a algún tipo de entente postelectoral. Por otra parte, no es menos cierto que la escalada por parte de las filas socialistas se alimenta según se ha ido aclarando el escenario guipuzcoano. Primero los jeltzales negaron su apoyo a Odón Elorza para la Alcaldía donostiarra, luego vetaron a cualquier candidato socialista. Por otra parte, dejan en el aire la posibilidad de intentar un acuerdo que aparte a Bildu del gobierno foral, lo que ha ido incrementando el nivel de la presión por parte de las filas socialistas, que tienen en ese acuerdo la vía para salvar, no ya la Alcaldía de Donostia, sino también otros ayuntamientos. Además, los socialistas no quieren verse como los culpables de haber permitido gobernar a Bildu y lo que ese discurso pueda suponer de desgaste frente al PP, así que su mensaje trata de redireccionar esos posibles reproches hacia el PNV.