Vitoria. Bildu y PSE sacaron ayer dos conclusiones de su reunión bilateral: que las "importantes" diferencias que aún les separan impiden cualquier acción de gobierno conjunta, pero que las "coincidencias" que comparten en materia social y fiscal pueden sustentar la firma de "acuerdos puntuales" con los que orientar el futuro de Gipuzkoa hacia la izquierda. Gobierne quien gobierne, porque tras constatar que "no habrá acuerdo de investidura", y que ambos defenderán por lo tanto las candidaturas de sus respectivos candidatos a diputado general, Martin Garitano y Miguel Buen, seguirán enfrentados en la batalla de Gipuzkoa hasta que se conforme definitivamente el próximo Ejecutivo foral.
Los equilibrios que aún quedan por hacer en este territorio para garantizar su gobierno son muchos, y ninguna de las dos partes quiso ayer cerrarse puertas ante quienes pueden ser los aliados del futuro. Por eso, aunque el portavoz de los socialistas en el Congreso, José Antonio Alonso, había rechazado tajantemente cualquier colaboración institucional entre su partido y la coalición soberanista llegando a afirmar que "no comparten nada" y lo que es más, que "con esta gente no hay que ir a ningún lado", sus compañeros en Gipuzkoa prefirieron respetar los resquicios para el acuerdo que se pueden dar a lo largo de esta legislatura. "Hemos constatado que hay diferencias importantes" sobre todo en infraestructuras, pero también hay otros aspectos en los que "las coincidencias seguramente serán posibles" como en servicios sociales o en el ámbito fiscal, explicó Buen. Eso sí, antes de añadir a continuación, para no destejer la estrategia con la que el PSE trata de resituarse en el tablero postelectoral, que esta situación estará condicionada a que la coalición soberanista acepte el llamamiento realizado a alcanzar un acuerdo a nivel de todo Euskadi, lo que parece bastante menos probable.
Por su parte, Garitano se esforzó por mostrarse dispuesto a todo tipo de entendimientos, por lo que expresó su voluntad de establecer cauces de "diálogo permanente entre el Gobierno foral y los grupos de la oposición a lo largo de la legislatura".
La cita entre los portavoces forales de estas dos formaciones se reprodujo también entre sus representantes en el Ayuntamiento de San Sebastián, el otro escenario de esta lucha, si bien aquí el margen para el acuerdo se redujo sensiblemente. Juan Karlos Izagirre, el candidato que resultó más votado en la ciudad pidió a sus interlocutores del PSE que respeten "la voluntad de cambio expresado por la ciudadanía" donostiarra y no sigan "haciendo declaraciones que puedan crear inquietud", refiriéndose así al "riesgo" de inestabilidad del que estos vienen advirtiendo en el caso de que esta coalición controle algún Ejecutivo. "Corresponde a Bildu formar y dirigir el gobierno municipal del cambio para ponerlo al servicio del nuevo ciclo político", subrayaron, antes de pedir a los socialistas que "no entorpezcan el nuevo tiempo".
En clave de paz Y es que, además de la pura gestión de las instituciones municipales y forales, ese "nuevo tiempo" que se abre en Euskadi también estuvo sobre la mesa de diálogo entre socialistas y soberanistas De hecho, según reveló Bildu en la nota con la que transmitió su lectura de esta cita, la delegación socialista mostró "un especial interés en el proceso de normalización de Euskal Herria" al que Bildu respondió tendiéndole la alfombra roja. "El PSE es determinante en este nuevo tiempo político y tiene que tener un papel importante en el mismo". "Determinante", llegó a decir Garitano, que se comprometió a mantener también "abiertos" los cauces de comunicación y "colaboración" con los socialistas para "avanzar hacia el objetivo común de alcanzar la paz y la normalización política del país". Aralar cerrará hoy la ronda de contactos puesta en marcha por Bildu.