MADRID. Así lo ha acordado la sección cuarta de la Sala de lo Penal de este tribunal en un auto notificado hoy en el que señala que la vista oral se celebrará entre esa fecha y el 7 de julio.

En el juicio, la Fiscalía de la Audiencia Nacional pedirá 10 años de prisión para los ocho acusados por un delito de integración en organización terrorista, según consta en el escrito de conclusiones provisionales presentado ante la Sala el pasado 4 de enero.

Además de Otegi -en prisión provisional por esta causa- y Usabiaga -en libertad bajo fianza para cuidar a su madre-, el fiscal acusa a la extesorera deEHAK Sonia Jacinto; a Miren Zabaleta, hija del coordinador general de Aralar, Patxi Zabaleta, y a Arkaitz Rodríguez, juzgado y absuelto en 2006 por pertenecer a los aparatos de captación e información de ETA.

Los otros tres acusados son Txelui Moreno, candidato al legislativo foral en una lista que fue ilegalizada, José Manuel Serra y Amaia Esnal, que quedaron en libertad con una fianza de 10.000 euros.

Según el fiscal, la tarea de Bateragune era la de "llevar la confrontación política hasta el punto más álgido" para lo que actuaba en una doble dirección: la "neutralización de cualquier espacio de la izquierda abertzale sin ETA" y la "acumulación de fuerzas para la construcción nacional a través de un polo soberanista subordinado a los fines y métodos de ETA".

Para ello, señala el escrito, Bateragune trataría de deslegitimar "cuantas instituciones provienen del marco constitucional", que para el entramado terrorista "no es sino el marco particionista de una nación que pretenden imponer"

La forma de articular este polo soberanista pasaba por llamar a la incorporación de organizaciones políticas como EA, Aralar, AB (Abertzaleen Batasuna) y el sindicato ELA "al espacio de lucha en la confrontación entre Euskal Herria y el Estado", sostiene el fiscal.

Según el Ministerio Público, ETA diseñó como método de trabajo la combinación de "parones en la lucha armada", que propiciarían los acuerdos necesarios para constituir el polo soberanista, con la acción terrorista armada.

La función de Bateragune se concretó en la convocatoria de diversos actos públicos -ruedas de prensa, entrevista, comunicados de la izquierda abertzale- cuyo objetivo era "camuflar" las actuaciones terroristas bajo las coordenadas de un supuesto conflicto político y deslegitimar la actuación del Estado.

Asimismo, agrega el escrito, para ejecutar esa estrategia entre abril y agosto de 2009 ETA asesinó al inspector de Policía Eduardo Antonio Puelles en junio y a dos guardias civiles en Palma en julio, un día después de atentar contra la casa cuartel del Instituto Armado de Burgos.

Las reuniones de los integrantes de "Bateragune", que el fiscal fija al menos en diez desde la primera que se celebró el 17 de abril de 2009, se realizaban en la sede del sindicato LAB en San Sebastián, donde fueron arrestados Otegi, Díez Usabiaga, Jacinto, Zabaleta y Rodríguez el 13 de octubre de ese año.

Añade además que Otegi se ha reunido directamente, o a través de otros, como Santiago Orue, con miembros de ETA presos o responsables de Batasuna tales como Ibon López Arbulu, Juan Francisco Gómez y José Luis Elkoro, para lo que se desplazó al menos en dos ocasiones a Francia, quebrantando la prohibición de abandonar el territorio estatal que le había sido impuesta como medida cautelar.