donostia. Apenas veinte minutos necesitó ayer Odón Elorza para despedirse de sus dos décadas al frente del Ayuntamiento de Donostia y anunciar que renuncia a cualquier posibilidad de volver a ser de nuevo alcalde.

En esta legislatura, al menos, lo tenía poco menos que imposible, después de ser batido en las urnas por Bildu y conocer que el PNV no respaldará bajo ninguna circunstancia su candidatura en el Consistorio donostiarra. Elorza seguirá, eso sí, inmerso en la institución municipal, donde mostró ayer su disposición a continuar a modo de portavoz del grupo socialista.

En una comparecencia que generó gran expectación entre los medios informativos, Elorza, acompañado por todos los miembros del grupo de concejales del PSE, aseguró que el mismo domingo asumió su "derrota" electoral y supo que su etapa como alcalde había terminado, aunque no lo había manifestado hasta ahora porque su partido le había pedido que guardara "un silencio prudente" y "no cerrara puertas".

En este sentido, agregó que su decisión ya es conocida por los máximos dirigentes del PSE de Gipuzkoa y negó haber sido objeto de presiones por parte "de nadie, nunca y por nada". "Yo lo hubiera dicho el mismo domingo, porque no me veía como alcalde, ni por una vía ni por otra", señaló el primer edil donostiarra, quien subrayó su convicción "ética" de que "no se puede continuar de cualquier manera".

Elorza recalcó que, pese a "la serie de equívocos interesados" de los últimos días, no ha existido "ningún interés personal extraño" en permanecer en la Alcaldía -cuestionó el respeto a la lista más votada a pesar de haber asegurado en campaña que no gobernaría si no resultaba vencedor en las urnas- y "menos aún" en ser "un obstáculo" en la búsqueda de soluciones que garanticen la gobernabilidad del Ayuntamiento donostiarra y eviten "la paralización" de la ciudad.

En este sentido, expresó su preocupación ante la posibilidad de que Bildu gobierne en solitario, porque ello haría "imposibles" la estabilidad y gobernabilidad.