bilbao. Ni adelanto electoral, ni moción de confianza. Iñigo Urkullu fue ayer más allá al pedir al lehendakari y secretario general del PSE, Patxi López, que presente su dimisión como máximo responsable del Ejecutivo vasco. Una invitación que el presidente del Euzkadi Buru Batzar realizó al dirigente socialista tras escuchar cómo este la víspera evitó hacer autocrítica del resultado obtenido por el PSE en las urnas, culpando a la crisis económica y al desgaste de José Luis Rodríguez Zapatero del bajón de votos de los socialistas en la CAV. Un análisis, a juicio del burukide, carente de responsabilidad y que dibuja un panorama difícil de sostener por el actual inquilino de Ajuria Enea en lo que queda de legislatura.
"Lo digo con absoluta gravedad, pido la dimisión del lehendakari. No es capaz de seguir adelante con esta ficción. Apelando lo que es el respeto al electorado cuando hace dos años el PNV ganó las elecciones, cuando no hace un análisis de lo que ha sido los resultados del PSE en comparación con el PSOE y el PP del País Vasco y el PP español y, además, apela a la responsabilidad del PNV. Esto ya no da más de sí", advirtió Urkullu en los micrófonos de RNE, que, tras varias entrevistas en las que había preferido no entrar a valorar la tesitura en la que queda López después del 22-M -el PSE ha perdido más de 140.000 votos respecto a las autonómicas de hace dos años y se ha dejado por el camino 75.000 sufragios respecto a las anteriores elecciones forales y municipales-, ayer entró de lleno a la faena motivado por las declaraciones que López realizó horas antes, en una comparecencia en la que planteó la idea de celebrar un congreso extraordinario antes de elegir al sucesor de Zapatero.
Una propuesta que desde muchos sectores políticos vascos ha sido interpretada como una cortina de humo para desviar el foco de atención del PSE y de su varapalo electoral. Un objetivo que Patxi López consiguió a medias, ya que, si bien todos los medios impresos de ámbito estatal dieron grandes titulares a las primarias del PSOE, Zapatero se encargó de desactivarla horas después, dejando de nuevo al lehendakari en mal lugar.
Aunque el propio López negó el martes que vaya a convocar elecciones anticipadas -algo que Rodolfo Ares se apresuró a repetir desde los pasillos del Parlamento Vasco tras conocer las declaraciones de Urkullu-, el presidente del Euzkadi Buru Batzar le recordó que en la Cámara de Gasteiz cuenta exclusivamente con los escaños de la suma PSE-PP, una cifra que le puede garantizar su supervivencia en lo que queda de legislatura, pero que no corresponde, según indicó el dirigente jeltzale, al verdadero dibujo que han arrojado las urnas el pasado domingo, ya con los votantes de la izquierda abertzale tradicional con una opción afín para votar: "Cuenta con 38 votos en un Parlamento que no representa al conjunto de la sociología política de la CAV".
Uno de los aspectos en los que el presidente del EBB se mostró más crítico con Patxi López fue a la hora de valorar la petición que el secretario general del PSE realizó al PNV, apelando a la responsabilidad de los jeltzales y a la del electorado a la hora de confeccionar los nuevos gobiernos en las diferentes instituciones vascas. Con esto, el lehendakari quiso apremiar al partido de Urkullu para que no pacte con Bildu, un mensaje un tanto contradictorio, según el burukide. "Hace dos años el electorado dio la mayoría al PNV no al PSE o al PP", enfatizó este último.
Sobre el presidente español, otro dirigente socialista que se encuentra en la picota y al que el adelanto electoral comienza a presionarle, Urkullu recordó que el PNV tiene "las manos libres" y que su acuerdo se limitaba a los Presupuestos de este año. "No somos el sostén de Zapatero", advirtió el burukide.