Pamplona. Tras la tormenta llegó la calma. Los partidos navarros tuvieron ayer su particular jornada de reflexión y análisis de los resultados del pasado domingo, aunque solo UPN optó por salir públicamente para reclamar el apoyo del PSN al próximo Gobierno de Navarra. Los demás partidos optaron por la prudencia y el silencio, a la espera de que cada una de las partes vaya tomando posiciones durante los próximos días, sobre todo UPN y, especialmente, el PSN, una vez más agente determinante para la conformación de cualquier mayoría.

Así lo entienden además los regionalistas, que ayer reclamó abiertamente el apoyo socialista por boca de su secretario general, Carlos García Adanero, tras la reunión de la ejecutiva celebrada ayer por la tarde en un ambiente triunfalista sustentado en los 19 parlamentarios que les han reportado las urnas, pero algo confuso tras las declaraciones del número dos del PSOE, que horas antes había anunciado al intención de su partido de impulsar alianzas progresistas en el conjunto del Estado, y también en Pamplona y en Navarra. "En estos momentos lo que necesita Navarra es un gobierno fuerte, un gobierno que dé estabilidad y que tenga como objetivo generar confianza para que continúe con la recuperación económica y se cree empleo", reclamó Adanero.

Fue el propio líder regionalista quien comunicó que la candidata de UPN, Yolanda Barcina, telefoneó por la mañana al líder del PSN, Roberto Jiménez, para "mostrar su "disposición a hablar".

Sin respuesta De momento, la iniciativa a quedado en manos de UPN, a quien como fuerzas más votada le corresponde explorar los apoyos necesarios para garantizarse la investidura. Con sus 19 votos, y garantizados los 4 del PP, a Barcina le sería suficiente la abstención del PSN para acceder al próximo gobierno. Algo similar ocurre en el Ayuntamiento de Pamplona, donde los regionalistas mantendrán al alcaldía si los socialistas se decantan por la abstención. Es, de momento, la opción preferida de UPN, que apuesta por un Gobierno en solitario y descarta un Ejecutivo de coalición con los socialistas, a quien doblan en votos, y que podría crearle algunas contradicciones internas a menos de un año de unas elecciones generales que pueden devolver al PP a La Moncloa.