Vitoria. El Partido Popular repitió ayer la victoria que obtuvo hace cuatro años en las elecciones forales alavesas, pero con sufragios insuficientes para gobernar el territorio en solitario. Ni siquiera la incorporación de los votos socialistas, en una hipotética ampliación del pacto por el cambio rubricado hace dos años en el Parlamento Vasco entre ambas formaciones, sumaría la mayoría absoluta en las Juntas Generales que, por otra parte, sí alcanza la hipotética alianza de PNV, Bildu y EB.

Y es que la euforia popular por reeditar su condición de partido más votado en Álava -con un juntero más de los obtenidos en 2007- contrastó ayer con los serios semblantes que se sucedieron en el cuartel general elegido para asistir a la noche electoral socialista, donde el descalabro en la captación de sufragios condiciona el margen de maniobra de Txarli Prieto y los suyos en las negociaciones postelectorales. PP y PSE suman 25 procuradores, uno por debajo de la franja que marca la mayoría absoluta en la Cámara territorial.

El PNV liderado por el actual diputado general, Xabier Agirre, logró 13 junteros, uno menos de los que presenta en el Parlamento alavés, pero el hundimiento de la plancha socialista -perdiendo cinco de sus 14 procuradores- convierte a la formación jeltzale en la segunda fuerza del territorio. Atrás queda también el férreo equilibrio que los tres partidos mayoritarios habían llevado a las urnas en la anterior cita foral, con diferencias de tan sólo 610 votos.

Ante estas tres fuerzas, Bildu se convirtió en la revelación de las elecciones irrumpiendo en las urnas forales con once representantes territoriales. El grupo capitaneado por la independiente Idoia Zapirain se erige así en pieza fundamental ante el escenario que se abre tras las elecciones. No obstante, la coalición formada por Eusko Alkartasuna, Alternatiba e independientes sabe que tiene las puertas de PSE y PP cerradas para cualquier -remota- tentativa negociadora. Así las cosas, el PNV y Ezker Batua son los únicos compañeros de viaje posibles.

La suma de estas tres fuerzas sí alcanzaría la mayoría absoluta de las Juntas Generales y relegaría a socialistas y populares a la oposición, haciendo buena la reciente historia de esta institución donde desde el primer mandato de Ramón Rabanera no ha existido un diputado general que haya resultado el candidato más votado en las urnas. Es por ello que después de que la ciudadanía alavesa tomara ayer la palabra en las urnas, ahora corresponderá a la labor de cocina de los partidos dibujar el futuro escenario de gobierno en este territorio.

En las anteriores elecciones, este ejercicio negociador derivó en la investidura de Xabier Agirre con los votos de Eusko Alkartasuna y Aralar, aunque los populares intentaron exprimir hasta la misma celebración del Pleno las posibilidades de acuerdo con la bancada socialista.

proceso A partir de ahora se abre un completo recorrido burocrático que comenzará con la acreditación de los junteros electos. En el momento en el que una tercera parte de los procuradores (17) cumplan este trámite echará a andar un plazo de siete días que desembocará en la elección de la Mesa de Edad para, a continuación, designar a los miembros de la Mesa de las Juntas Generales. La elección del órgano presidencial marcará la apertura de un nuevo plazo, también de siete días, para convocar el Pleno de Incompatibilidades que servirá de antesala de la sesión plenaria en la que se investirá al diputado general.

A diferencia de los demás pasos que incluye el citado proceso, en el caso de esta convocatoria no existe un plazo marcado por el reglamento lo que podría dilatarla en el tiempo. Será entonces cuando la ciudadanía alavesa conozca quién regirá los designios de la entidad foral a lo largo de los próximos cuatro años.