washington. El presidente de EEUU, Barack Obama, admitió ayer tras su reunión con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que persisten las diferencias entre los dos países acerca de la vía a seguir en el proceso de paz para Oriente Medio.
Ambos mandatarios se reunieron ayer por espacio de más de dos horas, el doble del tiempo previsto inicialmente, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, un día después de que Obama propusiera un Estado palestino basado en las fronteras de 1967, es decir, las anteriores a la Guerra de los Seis Días, y que Netanyahu calificara esas líneas de "indefendibles".
Obama indicó, en unas breves declaraciones a la prensa, su convencimiento de que es posible llegar a un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos que permita garantizar la seguridad de Israel.
La meta definitiva del proceso de paz es la seguridad de ese Estado, algo "primordial", subrayó Obama, que describió su conversación con Netanyahu como "constructiva". Pero indicó que "continua habiendo diferencias entre nosotros" pero "eso es algo que ocurre entre amigos".
Por su parte, el primer ministro israelí indicó que su país puede efectuar algunas concesiones en el proceso de paz, pero reiteró que las fronteras de 1967 son "indefendibles". En ese año Israel y los países árabes libraron su tercera guerra, conocida como la Guerra de los Seis Días, en la que Israel se hizo con el control de Cisjordania y Jerusalén Este, Gaza, la Península del Sinaí y los Altos del Golán.
Una paz basada en meras ilusiones "no durará", afirmó Netanyahu, quien subrayó que su Gobierno quiere la paz pero de tal modo que se garantice la seguridad de su país "y no se ponga en peligro su supervivencia". "No tenemos mucho margen de error. La Historia no dará a los judíos otra oportunidad", advirtió el primer ministro israelí.
Netanyahu arremetió también contra el pacto de reconciliación palestino entre Al Fatah, que gobierna Cisjordania, y el grupo radical Hamás, al frente de Gaza, al que describió como "la versión palestina de Al Qaeda".