Vitoria. Bildu cerró ayer su campaña en Álava sacando músculo en una plaza del Machete que se quedó pequeña para acoger a los asistentes. Dantzaris, cantantes e incluso un grupo de cuerda que tocó en vivo se encargaron de calentar el ambiente hasta que hicieron su entrada los candidatos alaveses de esta coalición, que ayer estuvieron acompañados por dos invitados muy especiales: el líder de Alternatiba, Oskar Matute, y el padre de EA, el lehendakari Carlos Garaikoetxea, que trasladaron con su presencia esa imagen de "suma de diferentes" de la que Bildu ha hecho bandera.
La presencia de estos viejos enemigos políticos aún daba que hablar en los corrillos que los simpatizantes de Bildu improvisaban ayer durante el acto. "Es un gran logro", zanjaba rotunda una de ellas. Y los aplausos que el público les brindó durante sus intervenciones confirmaron su sentencia.
Democracia "de cartón piedra" Matute fue el encargado de pronunciar el primer discurso. Y, como no podía ser de otra manera después de que los "indignados" del 15-M se hayan hecho con la campaña, se centró en hacer suyas estas demandas y ofrecer el voto a Bildu como el "radical" y el rebelde; el que luchará desde las instituciones por "devolver el poder al pueblo" y por avanzar hacia un nuevo modelo participativo que ponga fin a esta "democracia de cartón piedra". "Nuestra diferencia con PNV, PSE y PP es que ellos son una herramienta al servicio del poder y nosotros serviremos al pueblo", arengó.
"Motor del nuevo ciclo" Los cabezas de lista alaveses Kike Fernández de Pinedo e Idoia Zapirain combinaron sus propuestas para Vitoria y Álava con un discurso de más calado: el relativo a "la paz y la normalización". "Queremos ser el motor de ese cambio de ciclo, y pasado el 22 de mayo tendremos las puertas abiertas a quienes quieran colaborar para impulsar estos dos objetivos", prometieron.
Acotando terreno de cara a las elecciones, arremetieron también contra sus rivales: el PP de la "xenofobia", el PNV de la defensa "folclórica" de Euskadi y el PSE de los recortes sociales, además de reclamar para sí los votos de "todas las izquierdas", ensayando así el abrazo del oso sobre las bases de Aralar y EB.
Garaikoetxea cerró el acto centrado en reivindicar la firmeza de la apuesta de la coalición por "desterrar cualquier tipo de violencia". Pero además de subrayar lo "irreversible" de esta apuesta, el lehendakari puso el trabajo de Bildu al servicio de otro objetivo: lograr que la defensa de todas las ideas que se promete "retóricamente" sea real y que la sociedad "pueda ser consultada" y sea "por fin dueña de su futuro".