Como subraya Luis, en las elecciones municipales y forales la imagen del candidato suele tener "una mayor importancia que la imagen de marca del partido", por cuanto son comicios llamados a elegir a los que serán los gestores públicos de las instituciones más cercanas. Y por eso, la imagen del candidato, el cómo se acerque a los electores a través de las fotografías que presiden su propaganda política, es otra clave que se rige también por códigos propios y perfectamente definidos. Como también está lleno de significado el hecho de que haya partidos que releguen estas fotografías a un segundo plano primando la imagen programática del partido.
el look Traje y corbata o chaqueta de cuero; camisa remangada o camiseta y sudadera. La ropa, el corte de pelo o la forma de complementos como las gafas marcan un tipo de imagen que debe ser coherente con el mensaje que se intenta mandar al votante, siempre desde la máxima de que eslogan, cartel y candidato deben transmitir una misma idea de la forma más clara posible.
La chupa de Trinidad Jiménez se ganó un espacio en el imaginario colectivo en su carrera por el Ayuntamiento de Madrid, como también lo hicieron los trajes descorbatados del consejero Madrazo o las camisetas reivindicativas de los parlamentarios de la izquierda abertzale tradicional.
En este terreno, los guiños al cuero -que no a la pana- que han recogido tanto Txarli Prieto como Lazcoz son aplaudidos por cuanto se perciben como normales "porque los llevan con naturalidad". El estilo casual se impone en las campañas. Sin embargo, los analistas alertan del "riesgo de pasarse de campechano" que corren quienes, siendo de un partido grande, tradicional, se atreven con ropa o complementos que provienen del mundo del deporte como ha hecho Urtaran. Para los que defienden que otro mundo es posible, sí ven admisible que defiendan que otra forma de vestir también es posible y, de hecho, aplauden que lo hagan por cuanto les ayuda a "conectar mejor con su electorado".
la imagen Los candidatos sonriendo directamente al votante se imponen en la oferta de campaña, aunque formaciones como Aralar, Bildu o UPyD relegan los rostros a un segundo plano en beneficio de la imagen de marca y el peso programático que hay tras sus siglas.
Llama la atención de los expertos que todos los candidatos socialistas aparezcan sujetándose la barbilla con la mano; un gesto que, a su juicio, "desaconseja" el lenguaje gestual por cuanto refleja "recelo o dudas" y hace evidente que están posando transmitiendo así que son menos creíbles, "artificiosos" apunta Mikel.
Más allá de este detalle, resulta interesante analizar el corte de las fotografías, que deja a los candidatos en primer plano -como es el caso del PSE-, plano americano -como el PP- o plano general -como el PNV-.
Luis destaca que ese plano tan corto elegido por el PSE para acercarse al votante es contraproducente y no beneficia demasiado la imagen de quienes, como es el caso, "enseñan un poco de papada". Por contra, aplaude que este partido haya rebajado el uso del retoque fotográfico que hace dos años "hizo que Patxi López no pareciera Patxi López".
El plano americano del PP "transmite dinamismo" y se revela como el más acertado para los expertos, ya que casa bien con la imagen juvenil que también tienen sus candidatos.
Mientras, a su juicio, el plano medio del PNV busca ampliar el horizonte del protagonista, pero le hace perder lo que podrían transmitir las miradas de los candidatos.
La nota diferente la aporta Ezker Batua, que ha situado a sus cabezas de lista mirando su propia marca "jugando con que actúen", según subraya Luis, lo que sin embargo desaconseja el manual por cuanto el político pierde la ocasión de contactar visualmente con el votante, además de que, como subraya Mikel, la importancia que se da así a los candidatos "resta eficacia" al mensaje que quiere transmitir.