álava vive en un momento de inflexión histórico en lo que al conocimiento del euskera se refiere. Según los datos del último estudio sociolingüístico, el 42,8% de los alaveses es capaz de hablar y entender su lengua. Tal circunstancia revela un incremento espectacular respecto a las cifras de ciudadanos bilingües existentes en el territorio histórico hace tres décadas, cuando tan sólo el 12,1% podía manejarse en ambas lenguas oficiales. Pese a los pasos dados, aún queda mucho trabajo por hacer.
La política lingüística llevada a cabo hasta ahora ha permitido una implantación notable en los ámbitos oficiales y, sobre todo, grandes avances en la escuela, pero no tanto en el uso social y cotidiano. En Álava, a pesar de que se constata un aumento importante en el conocimiento del euskera, la presencia de esta lengua en la calle es todavía bastante escasa y los euskaltzales demandan lugares para abrirse camino, en convivencia con el castellano, desde una mentalidad integradora.
La estrategia aplicada hasta el momento para tratar de normalizar el euskera requiere, por lo tanto, de una profunda reflexión. En ello coinciden al menos la mayoría de las voces implicadas en euskaldunizar un territorio de amplia hegemonía castellanohablante, pero que desde el año 1991 ha ganado casi 20.000 euskaldunes. "Cada vez más gente sabe euskera o lo está aprendiendo, y estos datos son parte del resultado del trabajo realizado durante tantos años desde la euskalgintza de Gasteiz. Se ha hecho muy bien, pero aún queda mucho por hacer", asegura Ainhoa Arriaga, coordinadora de GEU Elkartea.
Se trata de uno de los referentes en la capital alavesa en materia de euskaldunización. La asociación nació en 1992 junto con la revista que lleva el mismo nombre -ya desaparecida- con el objetivo de aumentar la presencia del euskera en la ciudad. Durante todo este tiempo, quienes trabajan en ella han constatado que cada vez se oye más la lengua en la calle. Sin embargo, aseguran que el reto sigue estando "en dar un salto hacia su uso". En este sentido, la ciudad ha puesto en marcha diferentes iniciativas, entre ellas Gasteizko Mintzalaguna, un programa gestionado por GEU Elkartea en colaboración con otros agentes, y que con sólo cuatro años de antigüedad cuenta con 600 participantes. A través de él, 85 grupos gasteiztarras quedan durante un mínimo de una hora al día para charlar en euskera.
Sin embargo, Vitoria sigue teniendo "grandes vacíos" en distintos ámbitos clave, como los medios de comunicación, la hostelería o el comercio, según denuncia GEU Elkartea. "También creo que es importante llegar a la juventud, hay muchos jóvenes euskaldunes que no utilizan el idioma. Me da la impresión de que no acertamos; hay que seguir trabajando en este sentido", asegura Arriaga. Respecto a las políticas articuladas por parte del Ayuntamiento a favor del euskera, recuerda que de los 69 servicios municipales, sólo uno funciona en euskera. "Tampoco se han tomado decisiones para que todas las nuevas contrataciones sean euskaldunes", añade.
Los principales problemas con los que se encuentra la lengua vasca de cara a alcanzar su normalización, se reproducen en el resto del territorio. Al uso le cuesta arrancar allí también, o como diría Manex Agirre, conocido bertsolari y miembro de la Red de Técnicos de Euskera que asesora a la Diputación, "le cuesta salirse del cascarón". Por ello, en los últimos 25 años se vienen realizando distintas actividades para tratar de generar espacios de encuentro entre euskaldunes, con importantes resultados en todas las comarcas, donde se ha dado un paso cuantitativo grande en relación al conocimiento.
Incluso en Trebiño, los datos que se manejan sobre el número de personas que tienen contacto con esta lengua son muy positivos. Según este estudio sociolingüístico, realizado hace cuatro años, el 13,5% de la población es euskaldun y otro 13% es capaz de entenderlo. Esto supone un crecimiento de cuatro puntos con respecto al periodo anterior analizado. No ha sido casualidad que este año los organizadores de la Korrika hayan decidido que el punto de partida de esta marcha a favor del euskera haya sido la octava cuadrilla. "Ha sido un guiño que nos han hecho, una manera de dar a conocer que Trebiño ha sido euskaldun y que tiene un presente y un futuro también euskaldun", asegura Andoni Llosa, técnico de euskera en la comarca. La clave, al igual que en otros puntos del territorio, ha sido la escuela, en este caso la ikastola -ya que el colegio público no imparte euskera por decisión de la Junta de Castilla y León-, que ha posibilitado que los niños, desde los pocos años, estén en contacto con esta lengua.
Sin embargo, la labor que realiza el centro educativo no resulta suficiente, ya que en muchos casos el uso se ciñe a sus cuatro paredes. En Agurain, por ejemplo, han iniciado una campaña para insistir en la transmisión de padres a hijos. "Hemos comprobado que la mitad de las parejas jóvenes que viven en el pueblo conocen la lengua pero no la hablan en casa, por eso les reunimos en grupos para que practiquen, y les damos consejos para tratar con sus hijos", explica Joseba Legarda. En esta comarca, la mitad de la población es capaz de hablar, o al menos de entender el euskera.
También en Rioja Alavesa han alcanzado logros muy importantes durante los últimos años. Ya hay media docena de municipios con más del 40% de la población euskaldun, y en localidades como Labastida se da la misma proporción de bilingües que de monolingües. Según Leire Sueskun, técnico de euskera de la comarca, la situación se ha logrado "gracias al arduo trabajo de varias generaciones, personas que crearon las ikastolas, familias que apostaron por este proyecto educativo y el trabajo realizado por el euskaltegi". "Todos formamos parte de una cadena en la que cada agente promotor del euskera hacemos nuestra aportación a la historia", añade. Sueskun asegura, sin embargo, que todavía hay gente que pese a haber elegido vivir en euskera, no lo puede hacer. Así, a pesar de que se esfuerzan en proporcionar una oferta cultural y lúdica en euskera, en la mayor parte de los espacios de encuentro predomina el castellano. Lo mismo ocurre en Añana, donde es la lengua principal en bares, supermercados y otro tipo de servicios. "Se intenta hacer un esfuerzo, pero en la calle casi no se oye", asegura Isabel Calderero.
En opinión de Manex Agirre, el logro más importante de cara a que el euskera esté presente en el día a día, en la relación entre vecinos, es el de la "conciencia colectiva", algo que, según explica, ya se ha logrado en la Cuadrilla de Zuia, donde ejerce de técnico. "La inmensa mayoría ha interiorizado la sensación de que vamos por el buen camino, y ese camino es irreversible y tiene como objetivo una sociedad bilingüe equilibrada, en la que el euskera se utilice de una manera normalizada en cualquier ámbito", añade Agirre.
Una conciencia colectiva que debería unir no sólo a la ciudadanía, sino también a quienes deciden las políticas lingüísticas, de forma que el euskera y la calle estén definitivamente vinculadas.