vitoria. Si de lo que se trataba era de marcar distancias de cara a una carrera electoral en la que el PNV viene agitando el fantasma de la extensión automática del pacto por el cambio para llenar su saco con los votos de esa gran mayoría que rechaza esta fórmula en las encuestas, los estrategas de PP y PSE deben de estar de enhorabuena.

Sea con la excarcelación de presos o con la vuelta a la legalidad de la izquierda abertzale como telón de fondo, las dos formaciones a las que las circunstancias convirtieron hace dos años en compañeros de viaje en Euskadi pese a ser enemigos naturales en el resto del Estado mantienen desde hace un par de semanas una guerra soterrada que apenas logran sofocar por el bien de sus intereses compartidos. Y es que precisamente uno de estos intereses, el verdadero puntal del pacto que aupó a Patxi López hasta Ajuria Enea, es la política antiterrorista con la que ahora se azotan mutuamente.

El PSE fue el encargado ayer de abrir fuego a través de su boletín digital. En él, acusó tanto al PNV como al PP de "armar ruido" en torno al futuro de de las formaciones llamadas a devolver a las instituciones a la izquierda abertzale ilegalizada por "motivos electorales", con el único fin de "debilitar" a los gobiernos socialistas de Madrid y Vitoria. Por eso, reclamó a ambos partidos que se centren en "lo esencial", que a su juicio es "arrimar el hombro" para acelerar el fin de ETA, y advirtió a ambos de que la ciudadanía "pedirá cuentas" a quienes no lo hagan.

barbaridades que abren grietas La pelota estaba en el aire y los populares no evitaron entrar al remate.

Su portavoz parlamentario marcó una vez más las líneas rojas que el PSE no debe traspasar ni en su actuación ni en su "confrontación" política con el PP vasco si no quiere perder la lehendakaritza. Así, exigió directamente a Patxi López que "ponga en valor" el pacto que le convirtió en lehendakari cumpliendo con dos cometidos: mostrarse exigente con la política antiterrorista de su propio partido en las claves que marca el PP, y parar los pies a quienes desde Ferraz han dicho "barbaridades" con las que, a su juicio, "intentan abrir grietas en el pacto en el País Vasco". "A eso tenía que dedicar sus esfuerzos" el partido socialista "y no a confrontar con el PP y meter el dedo en el ojo" a este partido, censuró. En este sentido, exigió a todos los socialistas "y a los vascos en particular", que se centren en ilegalizar todas las listas de Bildu y que no reaccionen a lo que dice el PP según sus "nervios y sus dificultades internas, porque todos sabemos" -dejó caer- que en el PSOE, "y especialmente en Ferraz, hay quienes nunca han visto bien el acuerdo con el PP vasco".

El portavoz socialista del PSE, José Antonio Pastor, acudió presto a sofocar el nuevo incendio y se mostró seguro de que el PP vasco no tiene dudas de que el Gobierno Vasco cumple "a rajatabla" los puntos del acuerdo por el cambio. A pesar de estos "desencuentros lógicos" fruto de la confrontación que mantienen ambos partidos en el Estado, el pacto en Euskadi "goza de buena salud", aseguró, ya que "las bases del acuerdo" y "el nivel de confianza" tejido entre ambas delegaciones ha creado "una burbuja" que protege su "oasis".

Sin embargo, entre sus palabras también se colaron sonoros reproches a su socio preferente. Y es que, al tiempo que agradecía que Basagoiti suela "rebajar las críticas de sus compañeros" de partido, devolvió la moneda a Barreda exigiendo a su vez al PP vasco que denuncie las "barbaridades" dichas por estos contra el Gobierno. "Así dejaremos el tema pacificado" y se evitará este "espectáculo", concluyó, ofreciendo este pacto de no agresión al PP ya que, si siguen llegando críticas "innobles" como la que llevó a María Dolores de Cospedal a llamar "desagradecido" al lehendakari, el PSE, advirtió, no se "morderá la lengua".

Sobre Bildu, protagonista indirecta de este nuevo choque entre populares y socialistas, Pastor aseguró que no se podrán establecer "guettos ni compartimentos" que limiten su actuación si los tribunales deciden que Bildu es legal, como acusó de plantear a un PP que, a su juicio, "está extremando mucho últimamente su mensaje" llegando a "poner en cuestión" la imparcialidad de los jueces. "Si tienen el aval de la Justicia serán un actor más. ¿O es que si la decisión de la Justicia no coincide con su opinión ésta ya no será válida? Ése es un juego peligroso", advirtió.