vitoria. Los ecos del sonoro abrazo que el lunes compartieron el portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, y el exdirigente de la cúpula alavesa de este partido, Alfredo de Miguel, resonaron ayer en diversos puntos del territorio.
El paso del ex diputado foral por la comisión que investiga las presuntas irregularidades cometidas durante su paso por el poder había despertado un interés rayano en el morbo que, lejos de extinguirse, siguió ayer alimentando las críticas de los más directos rivales electorales del PNV alavés, de cuya cúpula formó parte el ahora imputado.
"regeneración" moral El secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, fue quien más cargó las tintas aprovechando el saludo entre Egibar y De Miguel para deslizar que la actuación del PNV ante estas presuntas irregularidades le debería "pasar factura" en las urnas. "Es una vergüenza" ver a dirigentes jeltzales "abrazando, arropando y justificando a quienes en este momento están bajo sospecha de corrupción", afirmó. Y a partir de esta crítica, construyó una lectura puramente electoral según la cuál el PP debería recuperar las instituciones alavesas para "abrir las ventanas" y liderar una "regeneración de la moralidad". "Hace falta un cambio", remachó en lo que se pudo leer como un guiño a la extensión del pacto que mantienen con el PSE.
Desde las filas socialistas la consigna era subrayar "las diferencias" que se intuyen entre las posturas mostradas por las dos almas del PNV en todo lo relativo a estas presuntas irregularidades. E Idoia Mendia y Alfonso Gil se aprestaron a hacerlo. "Es sorprendente que mientras hay líderes del PNV que han hablado de deslealtad, otros reciban a De Miguel en loor de multitudes" dijo la portavoz del Gobierno Vasco. "Por un lado se está retirando el carné y por otro se les está dando un soporte político y público", denunció el secretario de organización del PSE, que tachó la situación de "tragicómica".
Ante las duras críticas que arreciaban de sus adversarios, el PNV optó por una respuesta de perfil bajo. El portavoz jeltzale en el Congreso, Josu Erkoreka, rechazó que el abrazo tuviera "especial relevancia política" y lo rebajó al "reflejo de una relación personal". "Dar cobertura política es llevar imputados en las listas", reprochó a PP y PSE, antes de recordar que ni De Miguel ni ningún otro imputado estarán en las del PNV. Mientras, Claudio Rodríguez, número dos de Xabier Agirre, siguió esta linea y añadió que quien "ha quedado francamente bien" por su comportamiento ante estos casos ha sido el propio diputado general, que más allá de toda discrepancia interna, se ha revelado como uno de los más exigentes con los imputados.