BILBAO. A la espera del tradicional comunicado que ETA suele emitir coincidiendo con el Aberri Eguna, la organización armada mantiene la incógnita sobre sus verdaderas intenciones. Ni su último Zutabe -el primer boletín interno que la banda publica en más de tres años- ha servido para despejar las dudas que rodean a la organización armada y al alto el fuego "permanente, general y verificable" que decretó el pasado mes de enero. Cuatro meses después, la pelota sigue en el tejado de la organización armada, que ve cómo las llamadas a que mueva ficha se reproducen cada día que pasa. El último -tras las peticiones de la propia izquierda abertzale oficial, de Sortu y Bildu- le llegó de boca de los firmantes del Acuerdo de Gernika, que apremiaron a ETA para que reafirme su compromiso para superar definitivamente el "ciclo de confrontación armada".
Una exigencia que llega en medio de un contexto en el que las dudas sobre los planes de la banda aumentan por momentos y en el que la diferencia de ritmo entre ETA y la izquierda abertzale oficial es más que palpable. Los dirigentes de la antigua Batasuna han dado pasos para cimentar su apuesta por las vías exclusivamente políticas y la banda, por el contrario, no ha profundizado en el alto el fuego. Al margen de las peticiones que ha realizado a la comunidad internacional para que tutele el proceso, no ha habido grandes novedades en el discurso de ETA, que con cada paso que da parece ir a rebufo de la izquierda abertzale tradicional.
La indefinición de la organización armada durante estos últimos meses es patente, algo que se ve reforzado con los movimientos que diferentes activistas han realizado al otro lado de la muga. Es el caso del tiroteo que dos presuntos miembros de ETA protagonizaron hace dos semanas cuando la Gendarmería les dio el alto. Para algunos este incidente supuso la ruptura de facto del alto el fuego general. Otros han visto los primeros síntomas de una posible escisión. Fruto de la inexperiencia de los activistas o con un transfondo más violento, lo cierto es que el tiroteo en Francia ha vuelvo a sacar a colación la posibilidad de una escisión en el seno de ETA entre los posibilistas y el conocido como sector duro, en cuyas filas estarían los más jóvenes, partidarios de mantener abierta la persiana.
Según expertos en el mundo de la izquierda abertzale consultados por este periódico, la fractura interna en la banda no es una utopía, sino que está "latente". Las mismas fuentes indican que dependerá del grado de frustración de las bases más jóvenes "ante la evidente descomposición del modelo de proceso unilateral" y de las expectativas de futuro con el Partido Popular gobernando en Madrid con mayoría absoluta. Este pronóstico es entrar en política ficción, pero parece evidente que hay más posibilidades de que ETA deje las armas con un Ejecutivo socialista en minoría que con Mariano Rajoy liderando en solitario el Gabinete español.
Si se cumplen los pronósticos que auguran las encuestas y los populares logran en las elecciones generales del año que viene una victoria por goleada, la tan anunciada mano dura que el presidente del PP aplicará en la lucha contra ETA podría ser la mejor excusa que necesitan los más beligerantes dentro de la banda para retomar la actividad armada.
Correlación de fuerzas Otro buen conocedor de la izquierda abertzale ilegalizada y de su denominado "entorno" consultado por este diario tampoco descarta la posibilidad de una escisión en ETA y destaca cómo los propios dirigentes de la antigua Batasuna insisten en los encuentros privados en la diferenciación de la correlación de fuerzas dentro del MLNV. Una mayoría que está a favor de superar definitivamente el conflicto y una minoría que, en cambio, no las tiene todas consigo.
La misma fuente recuerda cómo se gestó el comunicado en el que ETA anunció el pasado 10 de enero el alto el fuego permanente, general y verificable, un documento que la propia izquierda ilegalizada esperaba para un mes antes y que, según este buen conocedor de este mundo, el comunicado final fue una "componenda entre las dos tensiones existentes" en la banda.
Un daño colateral de la indefinición en la que se mueve ETA es la apuesta de la izquierda abertzale oficial, que ve cómo los pasos que está dando -algunos sin precedentes- en pro de las vías exclusivamente democráticas se distorsionan por la actitud de la banda. Tampoco ayuda que la organización armada haya relacionado en su último Zutabe la legalización de la izquierda abertzale con la declaración de alto el fuego, algo que ve "perverso". "Se ha hablado mucho, aquí y allí, sobre la esencia de esta decisión. Algunos la han ligado a la debilidad, con el objetivo de vender la ensoñación de la victoria policial. Algunos otros dicen que ha sido obligada por las decisiones tomadas por la izquierda abertzale, queriendo reflejar que ETA lo hace de mala gana", aseguró la organización armada en su boletín interno publicado en Gara.
Los firmantes del Acuerdo de Gernika -entre los que se encuentran la izquierda abertzale, EA, Aralar o Etxerat- consideraron ayer como "muy grave" el tiroteo registrado hace dos semanas en Francia y advirtieron a la banda de que actos como este van en contra del proceso. Por ello, le apremiaron a reafirmar el alto el fuego y a mostrar su voluntad "inequívoca" de superar la confrontación.