El atentado del sábado 2 de abril en Omagh (Irlanda del Norte) no pilló a nadie por sorpresa. Era de esperar que los grupos escindidos del IRA que continúan apostando por la vía armada (RIRA, CIRA y ONH) cometieran alguna acción violenta en el contexto preelectoral del norte de la isla. Lo que sí ha marcado un antes y un después tras el atentado ha sido la estampa que dejó el funeral del joven policía católico, en el cual miembros del PSNI (servicio de policía del norte de Irlanda) acompañaron al féretro junto con decenas de personas que vestían camisetas rojas de fútbol gaélico del condado de Tyron, donde solía jugar el joven de 25 años que había iniciado su carrera policial tres meses atrás.
La fotografía sin precedentes del funeral de Ronan Kerr supone, tal y como han coincidido en calificar la mayoría de los medios, la imagen de la "nueva Irlanda del Norte". Hasta hace escasos años, de hecho, los miembros de la Policía, así como los soldados británicos, se les prohibía jugar en la asociación de fútbol gaélico (GAA), tradicionalmente nacionalista e incluso considerada en algunos momentos del conflicto irlandés "brazo deportivo del IRA". Además, en la zona de Omagh y el municipio donde procedía Kerr, Beragh, perdieron la vida 22 miembros de las fuerzas de seguridad durante los 30 años en los que se prolongó el conflicto armado irlandés.
La sucesión del RUC (Royal Ulster Constabulary) al PSNI (Police Service of Northern Ireland) supone la clave del histórico cambio. Una de las exigencias que recogen los acuerdos de paz firmados por el Gobierno británico, el irlandés y la mayoría de los partidos políticos -sí firmó el Sinn Fein, no así el DUP, ahora en el Gobierno- era cambiar la estructura de la Policía de Irlanda del Norte, entonces llamada RUC y con decenas de asesinatos de civiles a sus espaldas. En 2007 el Sinn Fein aceptó las condiciones de la nueva Policía, el PSNI, a cambio de que las competencias de Policía y Justicia dejasen de estar en manos de Londres. Entre las nuevas normas destaca la obligatoriedad de que el cuerpo esté formado por un 50% de católicos y un 50% de protestantes, puesto que hasta entonces los primeros no llegaban al 8%. De todos modos, los católicos continúan hoy en día sin llegar al 30% del total de miembros que conforman el PSNI.
Si bien es cierto que siguen existiendo voces que critican que el servicio de policía no ha cambiado en sustancia y recuerdan que, por mucha normalización que se reivindique, la partición de la isla sigue ahí y la ocupación de los seis condados del Ulster por parte del Ejército británico se mantiene, se trata de grupos minoritarios que, además, en su mayoría no apoyan la lucha armada a día de hoy. En cualquier caso, los grupos disidentes armados, con escaso o nulo apoyo social, han conseguido acabar con la vida de cuatro personas en los últimos dos años; dos soldados británicos y dos policías. Además, en este periodo los tres grupos escindidos del IRA Provisional -el Real IRA, IRA Continuidad y Óglaigh na hÉireann- han colocado numerosas bombas que han dejado varios heridos y numerosos daños materiales.
No obstante, el espectro político en su inmensa mayoría defiende los avances dados en el marco del proceso de paz y apuesta por esta vía para avanzar en la normalización, bien sea con el objetivo de alcanzar la unificación de la isla o para continuar formando parte del Reino Unido. En este contexto, el funeral que se celebró el miércoles en Beragh dejó varios gestos políticos que hace tres lustros hubieran parecido irreales: el primer ministro del norte de Irlanda, Peter Robinson (miembro del DUP, partido unionista y protestante) asistió por primera vez a una ceremonia católica y se fotografió junto con el taoiseach (primer ministro de Irlanda) Enda Kenny y el viceprimer ministro del norte y excomandante del IRA Martin MacGuinness y Gerry Adams, ambos dirigentes del Sinn Fein. Representantes de las cuatro iglesias más importantes y el dirigente del UDA (grupo paramilitar lealista) Jackie McDonald completaron la imagen de rechazo ante el atentado mortal.
Según apuntaron todos los presentes en el funeral, la muestra de unidad ante el atentado demuestra que difícilmente se logrará el objetivo de desestabilizar el proceso de paz.
Hasta el momento, ninguno de los grupos republicanos que rechaza el acuerdo de Viernes Santo ha reivindicado el atentado, aunque la policía ha detenido a dos irlandeses en relación con la muerte del Policía. Con intención de facilitar la detención de quienes colocaron la bomba, las fuerzas de seguridad han ofrecido 50.000 libras (54.000 euros) de recompensa para aquellos que presenten pruebas que ayuden a detener a los disidentes republicanos.
el antecedente de 1998
Acuerdo de paz y masacre en Omagh
El coche bomba del 2 de abril estalló a algo más de dos kilómetros del que detonó el Real IRA el 15 de agosto de 1998 y que supuso el atentado más sangriento del conflicto. Aquella bomba supuso la primera expresión violenta de rechazo al acuerdo de Viernes Santo, firmado exactamente hace trece años, el 10 de abril de 1998. En Omagh no pueden olvidar aquella masacre que dejó 29 muertos (entre ellos una mujer embarazada de gemelos), dos de ellos españoles. "Escuché el sonido de lejos, no vi los restos mortales ni el coche, pero en cuanto me enteré de que había habido una bomba no pude evitar recordar lo ocurrido hace trece años", señala una vecina de Omagh que, sin embargo, recuerda que las cosas "han cambiado mucho desde entonces".