vitoria. El Consejo Político fracturado que celebró Ezker Batua en junio del pasado año marcó un punto de no retorno en las divergencias de este partido que ayer se vieron ratificadas ante las juntas electorales. La brecha entre aranistas y madracistas provocó que cada una de estas corrientes presentara por separado a sus respectivos representantes ante la Junta Electoral Central y las territoriales. Dos nombres pero ambos bajo el mismo paraguas de Ezker Batua.
Fuentes de estos órganos de control electoral precisaron que mientras unos eligieron un poder notorial los otros se decantaron por un acta para erigirse en los legítimos representantes de la formación de izquierdas. Será, por tanto, la propia Junta Electoral la encargada de determinar la identidad de los aspirantes.
Este rocambolesco episodio define la deriva hacia el abismo en el que se haya inmersa una formación que hace tan sólo dos años ejercía labores de gobierno en el Ejecutivo autonómico liderado por el lehendakari, Juan José Ibarretxe.
estrategias divergentes La continuidad en el Gobierno Vasco -sumaron dos legislaturas a través de la figura de su exlíder, Javier Madrazo, que ocupó durante este tiempo el cargo de consejero- fue precisamente uno de los puntos de fricción que originó la primera división de la izquierda unida vasca. Un grupo liderado por el entonces portavoz parlamentario, Oskar Matute, se alejó de los postulados oficiales y abandonó la disciplina madracista para crear una nueva formación que bautizaron con el elocuente nombre de Alternatiba. Mientras Matute y los suyos siguieron un camino que ahora les ha llevado a compartir estrategia y planchas con Eusko Alkartasuna -y en un futuro cercano con independientes vinculados a la izquierda abertzale-, EB afronta unos nuevos comicios con la lección aprendida del precio a pagar en las urnas ante las divisiones internas.
El último examen electoral al que se sometió, las autonómicas de marzo de 2009, supuso un severo recorte de casi 30.000 votos y la asignación de un sólo parlamentario frente a los tres que defendieron los postulados de EB en la anterior legislatura.
Así las cosas, tanto el sector oficial liderado por el parlamentario Mikel Arana como los alineados junto al excoordinador general y exconsejero tienen ante sí la delicada misión de solventar sus diferencias -impugnación de candidaturas en varios municipios vizcaínos incluida- antes de que la campaña electoral eche a andar dentro de un mes.