Quien más, quien menos, se ha visto sorprendido esta semana por la celebración de un nuevo juicio de los GAL. El que está llamado a ser el último capítulo de este oscuro periodo arrancó el lunes con el inicio del juicio contra el exjefe superior de Policía de Bilbao Miguel Ángel Planchuelo por los atentados contra los bares Batxoki y Consolation, perpetrados en 1986. Entre medias han quedado ocho juicios y 24 condenados por los 27 asesinatos -e igual número de heridos- provocados entre 1983 y 1987.

La mayoría de incógnitas de este oscuro periodo permanecen abiertas, comenzando por la identidad de la máxima autoridad política responsable de la puesta en marcha de los Grupos Antiterroristas de Liberación. Desde entonces se ha apuntado de forma recurrente a Felipe González, entonces presidente del Gobierno español, como la X situada en la cúspide de los GAL, lo que volvió a suceder el pasado lunes, cuando Miguel Ángel Planchuelo y el exsubcomisario de policía José Amedo -que declaró en calidad de testigo- volvieron a extender en la Audiencia española la sombra de la sospecha sobre González al asegurar que "estaba detrás de todo".

órdenes de cavaco silva Ayer le tocó el turno de declarar a uno de los mercenarios portugueses, autor material de los disparos contra los bares Batxoki y Consolation, que aseguró ante el tribunal que el actual presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, dio la orden para que no se hablase de esto porque es "secreto de Estado". Rogerio Fernando Carvalho da Silva, que ya ha sido juzgado en su país por los atentados, se negó a contestar en un inicio a las preguntas sobre su contratación y traslado a Iparralde, pero ante las exigencias de la sala finalmente reconoció que recibió órdenes "de autoridades policiales y servicios secretos" de España. A la pregunta de si el Gobierno español le dió instrucciones aseguró que "directamente claro que no". A su declaración le siguió la de cuatro peritos caligráficos, que expusieron al tribunal que han identificado la letra de Planchelo en una nota manuscrita incluida en un comunicado de reivindicación de acciones del grupo terrorista.

Los expertos explicaron que la frase "Aquí GAL" figuraba en el comunicado escrita a mano y destacaron que, según su análisis grafológico, fue Planchuelo el autor de la nota. Durante la vista también prestaron declaración las antiguas amantes de los policías José Amedo y Michel Domínguez, la primera de las cuales declaró que su pareja recibía órdenes de Planchuelo.

Gómez -que dijo no querer recordar aquella etapa de su vida- agregó que su único conocimiento del atentado contra los bares Batxoki y Consolation fue la publicación de los ataques en una revista. Recordó también que, después del atentado contra Juan Carlos García Goena, Amedo y Domínguez se refugiaron en su casa porque "la Jefatura de Bilbao estaba incumpliendo sus promesas". "Les estaban dejando solos", enfatizó. Por su parte, la expareja de Domínguez, se limitó a señalar que, a pesar de su relación con el policía, nunca tuvo conocimiento de nada referente a los GAL.

Rafael Vera y José Barrionuevo acuden a declarar por el asesinato de Santiago Brouard. Foto: Efe

Un mercenario portugués revela que el expresidente luso Cavaco Silva declaró los GAL secreto de Estado