Bilbao. "Felipe González estaba detrás de todo". "Era un caos, un muerto hoy y otro mañana. El Gobierno autorizó que se podía hacer un secuestro". Estas dos frases, pronunciadas por José Amedo y Miguel Ángel Planchuelo, respectivamente, se escucharon ayer en la Audiencia Nacional en la vista por los atentados contra los bares Batxoki y Consolation, acaecidos en 1986, en lo que será el último juicio contra los GAL programados en este tribunal. Planchuelo, para quien la acusación particular pide 114 años de cárcel, es el único encausado, puesto que Amedo ya fue condenado por estos hechos.

Tanto José Amedo como quien fuera el jefe superior de Policía en Bilbao en aquellos años, Miguel Ángel Planchuelo, no dudaron en señalar con el dedo a Felipe González como la X de los GAL, el máximo responsable de los denominados Grupos Antiterroristas de Liberación. Amedo, que acudió a la vista en calidad de testigo, afirmó de forma contundente que "Felipe González estaba detrás de todo. La puesta en marcha de los GAL fue una decisión exclusivamente política". El expolicía, que en 1991 fue condenado a 108 años por reclutar a los mercenarios autores de los atentados, fue mucho más allá a la hora de implicar a los responsables políticos de estas acciones, todos ellos destacados miembros del PSOE.

"La decisión del atentado jamás la tomó un mando policial, fue una decisión de Felipe González, del señor José Barrionuevo y del señor Julián Sancristóbal", manifestó Amedo, quien aseguró, además, que estas decisiones tenían la anuencia y el consentimiento, entre otros, de Txiki Benegas, Ricardo García Damborenea -entonces secretario general de los socialistas vizcainos- y de Ramón Jáuregui, en la actualidad ministro de la Presidencia del Gobierno Zapatero.

Amedo criticó la actuación del juez instructor de la causa, Baltasar Garzón, al que acusó de presionarle con amenazas que incluían a su mujer para que ofreciera la versión que más "convenía". "Si el señor Garzón es ministro del Interior no existe ningún sumario de los GAL", afirmó. El expolicía, además, negó cualquier relación de su superior Planchuelo con los atentados de los que se le acusa y especificó que no fue él quien le entregó el dinero para pagar a los mercenarios portugueses encargados de las acciones, si no el jefe de ambos, Francisco Álvarez.

secuestro de marey Miguel Ángel Planchuelo, por su parte, indicó que el secuestro de Segundo Marey fue la única acción de los GAL en la que participó y negó cualquier relación con los atentados contra los bares Batxoki y Consolation, que provocaron varios heridos y por los que la acusación popular pide 114 años de prisión, mientras que la Fiscalía solicita su absolución.

Planchuelo, a quien el Supremo condenó en 1998 a nueve años y seis meses de cárcel por el secuestro de Marey, aseguró que esta acción fue decidida por el Gobierno presidido por Felipe González. "Era un caos, un muerto hoy y otro mañana, el Gobierno autorizó que se podía hacer un secuestro", manifestó.

En la vista, se negó a contestar a las preguntas de la acusación particular ejercida por la Acción Popular contra los GAL, pero sí contestó al fiscal, Pedro Rubira, rechazando su implicación en los hechos de los que se le acusa y señalando que se enteró de los atentados contra los dos bares "a través de la prensa". Además, negó conocer a tres mercenarios portugueses con los que presuntamente contactaron sus subordinados José Amedo y Michel Domínguez para cometer los dos atentados.

El exjefe superior de Policía de Bilbao aseguró que nunca empleó para sus desplazamientos al extranjero u otros asuntos "dinero procedente de los fondos reservados". "Se viajaba con dietas", manifestó, y explicó que él se limitaba a firmar una declaración jurada de los días que había estado en el extranjero.

Mercenarios Planchuelo sí reconoció que tanto Amedo como Domínguez realizaron un viaje a Portugal para -según manifestó- "entrevistarse con un informador que le iba a hablar de una venta de armas a ETA". "Resultó un fiasco, no dio resultado", aseveró. También admitió que José Amedo le dijo que "había recibido dinero para pagar a los mercenarios", aunque especificó que él no fue el encargado de entregar al expolicía la correspondiente cantidad económica.

La acusación popular considera que los dos expolicías contactaron con los mercenarios portugueses Paolo Figueiredo Fontes, Rogelio Fernando Carvalho da Silva y Jorge Ferreira Cisneros para cometer los dos atentados. Asegura que los tres recibieron el 6 de febrero de 1986 armas en la frontera francesa de manos de una persona no identificada, que se presentó como miembro de los GAL bajo el nombre de Jean Louis. Esta misma persona les indicó al día siguiente que debían disparar contra los clientes del bar Les Pyrennes. Los mercenarios se negaron porque había mujeres presentes.

El 8 de febrero, Amedo y Domínguez, siguiendo instrucciones de Planchuelo, recogieron a los portugueses y los llevaron a Irun, desde donde se desplazaron a Baiona. Allí eligieron finalmente uno de los lugares señalados por Jean Louis como posibles objetivos, en concreto el bar Batxoki. Los portugueses dispararon contra los presentes con intención de causarles la muerte, hasta agotar la munición.

Acción Popular contra los GAL considera demostrado que Miguel Ángel Planchuelo y otras personas no identificadas decidieron entonces plantear a los portugueses llevar a cabo otro atentado en el que solo participaron Figueiredo y Carvalho, en esta ocasión contra el bar Consolation.

Planchuelo admitió ayer conocer a Jean Louis, con el que mantuvo una reunión junto a Francisco Álvarez, en la que aseguró que se habló de la necesidad de desplegar una red de informadores en el Estado francés en el marco de la lucha antiterrorista.