Vitoria. El comunicado que ETA hizo público ayer a través de Gara es su primer pronunciamiento público desde que el 10 de enero decretara un "alto el fuego permanente, general y verificable". Dado el proceso interno de la izquierda abertzale histórica en los meses precedentes, y su declarada apuesta por la estrategia política y pacífica, incluso aquel comunicado fue interpretado con el foco puesto en esta sensibilidad política y en cómo materializaría su intención de concurrir a las elecciones en ese nuevo contexto. Más de dos meses después, la organización terrorista reaparece en escena pasando por alto todo ese proceso político -ni una sola referencia expresa a Sortu, mucho menos a sus pronunciamientos contrarios a la violencia, más allá de felicitarse por haber superado "la pretensión de aquéllos que deseaban ver a las fuerzas en pro del cambio políico y social dispersas" -, para centrar su atención en el desatendido ofrecimiento de "verificación por la comunidad internacional" que hizo en enero. Y ETA se limita a manifestar su disposición a "aceptar un mecanismo de verificación informal" de su alto el fuego, considerando que "puede constituirse una comisión internacional de verificación".
El comunicado llega en pleno impasse judicial sobre el futuro de Sortu -que según fuentes citadas ayer por Efe podría solicitar al Constitucional una resolución provisional que le permitiera llegar a tiempo a las elecciones- y la configuración de una alternativa electoral sobre la que, por cierto, ayer daba nuevas pistas el secretario general de EA, Pello Urizar, apuntando que el proyecto presentado el sábado en Lizarra será "la primera piedra de lo que, sin duda, será el cambio para toda Euskal Herria".
De hecho, Urizar confirmó en una rueda de prensa en Donostia que su partido está "trabajando con Araba Bai -una escisión de Aralar en Álava-, Alternatiba y con personas independientes" con vistas a crear "un sujeto político que sea capaz de llevar el soberanismo a las instituciones" en la CAV.
Esa situación de incertidumbre sobre el escenario político condicionó también la respuesta general de la clase política al comunicado. Una respuesta sin medias tintas: del aplauso de la izquierda abertzale histórica, Eusko Alkartasuna y Alternatiba al escepticismo indiferente del resto de partidos, ejemplificado por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ni siquiera mencionó el asunto en su intervención durante un acto preelectoral en Ciudad Real.
su campaña Poco más explícito fue el lehendakari, quien rehusó hablar de Sortu, Bildu y "de verificaciones informales que siguen sin anunciar la desaparición definitiva de ETA" porque ha decidido "hace tiempo" no referirse a ellos "para no hacer publicidad a su campaña". En la misma línea, el presidente del Euzkadi Buru Batzar del PNV, Iñigo Urkullu, se mostró durante un acto del partido en Vitoria, convencido de que ETA pretende una vez más "el enredo" para que se hable de ellos "una y otra vez" y, de paso, lanzó un mensaje al "magma izquierda abertzale-polo soberanista": el PNV, dijo, no va a hacerles la campaña "para esconder 34 años de estrategia fracasada".
Si la respuesta de socialistas y jeltzales fue displicente, igual que la de EB, Aralar -que acusó a ETA de hacer "oídos sordos" a la sociedad vasca-, UPyD o H1!, la del PP fue de abierto rechazo a cualquier intento de comisión de verificación -"la única que vale es que ETA se disuelva", dijo la secretaria general, María Dolores de Cospedal-, un requerimiento que la organización terrorista intenta resituar en el debate público precisamente en vísperas de que Brian Currin y su Grupo Internacional de Contacto (GIC) celebren esta semana una reunión para analizar la situación de Sortu y cuando el GIC tiene prevista una ronda de contactos en abril en Euskadi, después de que los gobiernos vasco y español hayan rechazado una mediación de este tipo.
Sólo los socios de Euskal Herria ezkerretik recibieron en positivo el pronunciamiento de ETA. Para Tasio Erkizia, ETA "deja el testigo del futuro de Euskal Herria en manos del pueblo vasco". Urizar instó a los Gobiernos español y francés a "sumar y ayudar a la creación" de una comisión de verificación del alto el fuego, mientras que Oskar Matute consideró que la organización terrorista "viene a decir" que ésta puede ser "definitiva".