vitoria. Hace 38 años las pesadas balas disparadas por la Brigada Paracaidista del Ejército británico segaron la vida de su padre y 13 irlandeses más en lo que se conoció como el Domingo Sangriento. Hace siete meses, el Ejecutivo británico pidió perdón y reconoció que las víctimas eran inocentes y el Ejército culpable, lo que a su juicio es un hito en el avance del proceso de reconciliación. Palabras de paz que se proyectan sobre el nuevo tiempo que ahora se abre sobre Euskadi.

¿Cómo recibió las disculpas públicas que les pidió este verano el primer ministro británico?

La reacción de David Cameron fue muy importante. Pensábamos que era casi imposible que un Gobierno británico hiciera estas declaraciones, sobre todo estando liderado por el partido conservador porque era precisamente el mismo que gobernaba cuando aquello sucedió. Sin embargo han sido capaces de pedir perdón y creo que eso demuestra que se va extendiendo lo necesario que es dejar atrás el lenguaje de la guerra y empezar a construir un discurso de paz que ayude a consolidar un nuevo tiempo. Fue una declaración monumental, histórica. Nos hizo sentir que habíamos logrado una gran victoria en parte política pero sobre todo humana, porque reconoció que el Ejército, el stablishment, nos convirtió en víctimas aunque nosotros no elegimos serlo; porque desmontó las mentiras oficiales que se mantuvieron hasta 1998 para proteger la actuación de los soldados; porque dejó claro que nuestros familiares fueron sólo víctimas, y eso para nosotros es un hito histórico que justifica nuestros esfuerzos.

¿Este reconocimiento es para ustedes un punto final, o el inicio de nuevos pasos hacia y la reparación del dolor y la reconciliación?

Supuso el final formal de la campaña que estábamos llevando a cabo. Habíamos acordado impulsar la investigación de los sucesos hasta este punto. Lo que pase a partir de ahora será cuestión de cada familia. Es evidente que todavía hay muchas cosas que deben ser resueltas, y las autoridades ya están analizando si se pueden iniciar procesos legales. Pero hay muy diferentes opiniones sobre la conveniencia de impulsarlas. De todas formas, lo que es indiscutible es que los pasos que ha dado el Gobierno británico han ayudado a cambiar el clima político tanto en Derry, entre las diferentes comunidades, como en la relación Irlanda-Reino Unido.

El soldado que confesó haber disparado contra su padre y otros tres manifestantes más y que todavía defiende que iban armados, aún no ha sido juzgado. ¿Qué siente? ¿Espera verle algún día ante un juez?

Bueno, es cierto que aún no ha pagado, que hizo de sus declaraciones una suma de mentiras y que sigue estando orgulloso de lo que hizo. Pero nuestra familia no cree que deba haber una investigación que lleve a una condena penal por asesinato. Creemos que debemos dibujar una linea entre lo que ha pasado durante los años de conflicto y el presente. ¿Investigación? sí, que se conozca toda la verdad. Pero, ¿encarcelarlo? no sé en qué nos podría ayudar. Por eso creo que es interesante la primera pregunta, porque para muchos de nosotros que el Gobierno haya asumido su responsabilidad, si no supone un punto final, sí nos da por fin la oportunidad de empezar una nueva vida. Nunca me sentaría a tomar el té con él, pero es un capítulo cerrado. Aunque sé que ésta es una decisión muy difícil de tomar.

¿Ha habido alguna otra iniciativa de reconocimiento además de la declaración a un nivel más humano?

No. Nadie se ha acercado a nosotros a ese nivel. Las organizaciones armadas son lo que son y están para lo que están. No están para hacer amigos. Y no creo que los soldados que estuvieron implicados nos vayan a pedir perdón ni que se deba esperar eso de ellos. No me parecería mal, sería interesante, claro. Pero creo que tiene más valor la declaración del Gobierno que fue responsable de aquella actuación.

Se dice que el irlandés ha sido uno de los procesos de paz más exitosos del planeta pero que ha estado lastrado por esa incapacidad de rendir cuentas con el pasado.

Puede ser. En Irlanda no se ha dado un proceso de reparación conjunto como tal. Se han establecido comisiones relativas a cada uno de los casos que se han producido, como la nuestra sobre el Domingo Sangriento. Pero resolver el pasado es el reto probablemente más difícil para asentar la paz en cualquier parte del mundo. En un conflicto hay diferentes tipos de víctimas porque ha habido diferentes tipos de violencia: torturas, secuestros, asesinatos selectivos de milicias parapoliciales,... y se puede crear una jerarquización del dolor que puede ser peligrosa cuando éste está tan latente y podría generar rechazo. De todas formas, cuando un Gobierno ha causado parte del sufrimiento no está en la mejor posición para impulsar una comisión de investigación sobre el pasado. De crearse, debería ser impulsada por agentes externos (como abogados o Naciones Unidas) y ser acordada por todos los que se han visto implicados. No valdría que el Gobierno aprobase una ley de víctimas y pidiera a los colectivos trabajar con ella.

Dice que la revisión crítica del pasado es extremadamente compleja y peligrosa. Un analista de la BBC llegó a decir que esto podría incluso poner en riesgo el proceso de paz. ¿Está de acuerdo?

Es complicado. Hay muchos sentimientos involucrados. Creo que hay que avanzar en el proceso, pero también que la cuestión de las víctimas se solucionará en 15 o 20 años, que ahora mismo quizá sea más un obstáculo que un activo para consolidar la paz. Son muchísimas voces las que deberán ser escuchadas, y cuando el proceso aún está echando a andar creo que esto puede ser peligroso, aunque en una cuestión tan compleja como ésta no hay sólo una respuesta, ésta es sólo la mía.

¿Qué papel deben jugar las víctimas en la resolución de conflictos?

Las víctimas deben tener una voz que debe ser escuchada. Es muy importante que sientan que se les tiene en cuenta, que se considera su dolor, y que sepan que se ha hecho justicia; que se conozca la verdad de lo que sucedió en cada caso para que puedan empezar a andar mirando hacia adelante. Y todas deben ser equiparadas, no pueden quedar divididas en distintas categorías. Todos debemos tener los mismos derechos. Incluso cuando ya estamos muertos.

Víctimas de ETA volverán a salir a la calle en apenas dos semanas para exigir al Gobierno que no ponga en marcha un diálogo con ETA y no se legalice Sortu. ¿Qué le parece que actúen en el terreno político?

Tenemos asociaciones similares en el Ulster pero, si bien tienen un cierto apoyo, gracias a Dios no tienen tanto como para imponer sus reivindicaciones. Creo que todos los que hemos sufrido deberíamos apoyar la puesta en marcha de cualquier proceso de paz, independientemente de quién haya sido la mano que nos haya causado dolor.

En el País Vasco es habitual mirarse en el espejo irlandés. ¿Cómo se ve desde el Ulster lo que sucede aquí?

En el ámbito republicano siempre ha habido una empatía generalizada hacia el movimiento independentista vasco. No es fácil comparar ambas realidades, pero si bien es cierto que es difícil pasar página en conflictos tan enraizados, también lo es que vamos llegando a las mismas conclusiones. En el alto el fuego que el IRA decretó en 1994, amigos que habían perdido a sus hijos, miembros del IRA, fueron muy valientes al decir con claridad "ya no necesitamos las armas. Tenemos unos líderes políticos como los que no habíamos tenido nunca y hay que probar la vía del diálogo político a ver hasta dónde nos lleva". Con la declaración de ETA la gente allí se alegró muchísimo porque vieron que empieza a recorrer el camino adecuado para llevar sus reivindicaciones adelante sin alimentar más la espiral del dolor.

Desde la Declaración de Bruselas al Grupo de Contacto Internacional muchos expertos internacionales, la mayoría implicados activamente en la resolución del conflicto irlandés, han puesto su experiencia al servicio de la construcción de la paz en Euskadi. ¿Qué nos pueden aportar?

Conocemos a la mayoría de esas personalidades y creo que su experiencia puede ser de mucha ayuda en un momento lleno de grandes expectativas de que la violencia pueda quedar convertida en un recuerdo del pasado. Puede ser muy interesante porque han vivido desde dentro el comienzo de la resolución del conflicto irlandés. Pero no hay que olvidar que entonces, después de poner las bases de la resolución del conflicto en el Ulster, las fuerzas de seguridad siguieron deteniendo activistas y poniéndoles en manos de la Justicia. Se tiene que hacer un esfuerzo de años para que todo el mundo entienda que con este camino se va a conseguir mucho más que con el enfrentamiento y la violencia. Pero situaciones como la creada tras el alto el fuego de ETA normalmente no vienen acompañadas inmediatamente de pasos similares por parte de las Policías, y es importante que eso se entienda en el entorno de ETA. Que sean conscientes de que las cosas cambian, pero no de un día para otro. Que la paz y la reconciliación son fruto de un trabajo largo, tenaz y muy duro. De hecho, no olviden que los procesos de resolución de conflictos, la reconciliación total de las sociedades que los han sufrido, duran mucho más de lo que han durado los conflictos en sí.