Miles de iraquíes salieron ayer a las calles en muchas ciudades del país para exigir puestos de trabajo y mejores servicios públicos, en una protesta que se desarrolló en medio de fuertes medidas de seguridad, pero sin incidentes graves. La jornada fue calificada como el "Viernes de la Dignidad y el Desafío". El punto más importante fue la plaza Tahrir de Bagdad, donde miles de personas llegaron a pie porque desde la madrugada del viernes regía un toque de queda para vehículos que impidió el libre desplazamiento de participantes en las manifestaciones. Para evitar que los manifestantes se extendieran por otras partes de la ciudad, especialmente en la llamada zona verde de Bagdad, donde se concentran la sede del Gobierno y de varios ministerios y embajadas, la policía cortó los puentes de acceso desde la plaza Tahrir (Liberación, en árabe).