vitoria. Hace ya muchos meses que el Gobierno Vasco optó por una estrategia clara ante el tránsito de la izquierda abertzale tradicional hacia las vías pacíficas y democráticas; ejercer de mero observador y dejar que sea este sector político el que nade solo hasta la orilla institucional. El lehendakari no se va a mojar, al menos públicamente, hasta que no vea con sus propios ojos que no hay cambio de rumbo, y aunque el nacimiento de Sortu parece indicar que efectivamente es así, Patxi López y su Ejecutivo no moverán un dedo por facilitar este proceso.

Esa es su lectura. La del PNV es que López nunca creyó en la evolución de este sector y que por ello, ahora que parece que el proceso puede ser irreversible y que las dudas sobre su sinceridad asaltan al PSE, Lehendakaritza baila entre la desmotivación y la incertidumbre ante el escenario político inmediato.

Esas dos ideas fueron las que confrontaron ayer en el Parlamento el propio lehendakari y el portavoz jeltzale, Joseba Egibar, que ya hace unas semanas advirtió a López de que si no se animaba a tirar del carro será el PNV el que lo haga. Egibar preguntó a López por la "hoja de ruta" del Gobierno ante la aparición de Sortu; por los "instrumentos" que piensa utilizar para llevar la paz a Euskadi, por la política penitenciaria que a su juicio debería aplicarse a partir de ahora, por la posibilidad de constituir una mesa de partidos extraparlamentaria. Preguntas, todas ellas, cuya respuesta ya conocía Egibar, una respuesta que incide por igual en las desiguales tesis que ambos defienden: que a estas alturas el lehendakari ya sólo cree en la política de hechos consumados, por un lado, o que directamente renuncia a liderar el proceso por otro. Dos puntos de vista sobre una misma realidad.

"Se ha demostrado que su diagnóstico era radicalmente equivocado", pues "decían que no se movía nada cuando se estaba moviendo todo", dijo Egibar, quien pidió a López que aclarara si cree en la sinceridad de Sortu o no, o si considera que la clandestinidad puede "ayudar a alguien a desarrollar su recorrido democrático".

El líder del PSE, sabedor de que se iba a cuestionar su capacidad de conducir la situación o sus ganas de hacerlo, acusó al PNV de "plantear el liderazgo como que sí o sí se acepten sus planteamientos", y afirmó que su inmovilismo responde también a una estrategia ante la evolución de los acontecimientos. "Quien tiene que cambiar no es el Gobierno, no les debemos nada", respondió López, para recordar a continuación que "ETA sigue siendo una amenaza y la izquierda abertzale no está legalizada".

Teniendo en cuenta esa constatación, el lehendakari se preguntaba por qué el nacionalismo en su conjunto, e incluso el resto de fuerzas políticas, están tan alterados. "Han presentado unos estatutos y ya estamos todos locos, como pollos sin cabeza, todo el mundo se mueve al son de los que lo deberían estar haciendo", afirmó López.

En cuanto a la constitución de una mesa de partidos, López entiende que equivaldría a "una ventanilla donde alguien quiere cobrar un precio político", algo a lo que dijo no estar dispuesto, e insistió además en que la situación actual no es fruto de "una concesión graciosa" de la izquierda abertzale. La tolerancia cero, la Ley de Partidos, la presión, en definitiva, ha sido hasta ahora la receta válida para el PSE, y de momento lo seguirá siendo.

Egibar rechazó que su partido acceda a poner un precio político a la paz, pero citó al presidente Zapatero para recordar que "la política puede contribuir a la pacificación", y rechazó que la persistencia de la violencia pueda "impedir que se traten cuestiones políticas". La respuesta del lehendakari al envite de Egibar hubiera precisado de más aclaraciones para ser comprendida del todo, pero López estaba ya en la contrarréplica y no hubo lugar a ello. "La política ya ha contribuido a llegar hasta aquí", aseguró, "¿o no había política en las decisiones que se han tomado?", dejó en el aire.

En todo caso, y aunque el lehendakari se niega a dar un voto de confianza a Sortu mientras no vea esos "hechos" que viene reclamando hace semanas, no es ajeno a lo que está pasando en la izquierda abertzale. "Es la primera vez que les escuchamos que cesan en sus actividades, incluido el mal llamado impuesto revolucionario, no es la primera vez que la izquierda abertzale habla de las vías democráticas, pero sí la primera en que dice la palabra terrorismo", constató López, que ve "avances en la buena dirección" en los últimos tiempos. "Los socialistas estaremos a la altura de las circunstancias", prometió en ese sentido.

UPyD y Eguiguren López se vio obligado poco después a llevar a cabo un cambio de registro radical. Si Joseba Egibar le reprochaba su inmovilismo, Gorka Maneiro, de UPyD, le acusaba en dos preguntas de todo lo contrario apelando a las manifestaciones del presidente del PSE, Jesús Eguiguren, sobre la sinceridad de la apuesta de Sortu. "Usted llamó a la sociedad vasca a hacer posible la integración de Batasuna", acusó Maneiro. "No voy a dar pábulo a su necesidad de publicidad barata", respondió López.

TXUS DÍEZ

CRÓNICA PARLAMENTARIA