Bilbao. Jesús Eguiguren parece ir un paso por delante en sus pronósticos sobre ETA y la izquierda abertzale. El pasado junio, días después de que la izquierda ilegalizada presentara en el Palacio Euskalduna el manifiesto Lortu Arte, advirtió, frente a la bronca de sus compañeros de filas, de que tras el verano se vería que la apuesta por las vías exclusivamente pacíficas de la antigua Batasuna era una realidad. Hasta pidió al lehendakari que se mojara más. Una idea que, a día de hoy, empieza a calar hasta en los más escépticos del Partido Socialista.
Otro pronóstico que el presidente del PSE acertó, aunque en esta ocasión a medias, fue su sonado anuncio, allá por el mes de noviembre, de que la organización armada iba a declarar su final para Navidad. El esperado comunicado llegó cinco días después de la noche de Reyes, pero la banda, en lugar de cerrar la persiana, declaró un alto el fuego permanente, general y verificable. Dos muestras del buen tino de Eguiguren, que no obedecen a sus dotes adivinatorias, sino que responden a la buena información de que dispone el dirigente más díscolo de los socialistas vascos, que no tiene reparos en defender la legalización de Sortu ni en ver el vaso de la normalización más que medio lleno.
Con la herida aún sin cerrar por el fracaso del anterior proceso de paz, escenario que el propio Eguiguren preparó con Arnaldo Otegi en los múltiples encuentros que mantuvieron cara a cara en el caserío elgoibartarra de Txillarre, el presidente del PSE sostiene que esta ocasión es diferente. Así lo aseguró en sendas entrevistas concedidas a El Correo y El País, donde destacó que el paso dado por la antigua Batasuna es "irreversible". "Estamos en uno de los momentos más importantes de la Transición ( ). La primavera que siempre hemos esperado en el País Vasco ha llegado", subrayó en la cabecera de Vocento. Un escenario de no retorno que el político guipuzcoano dibuja gracias a los datos de primera mano que maneja. Según ha podido saber este periódico de fuentes conocedoras de la situación, Eguiguren se ha convertido en el único interlocutor del PSE con la izquierda abertzale tradicional, formación que no mantiene contactos de manera oficial con el partido de Patxi López.
Aquí vuelven a sonar los ecos de la conocida como vía Txusito, el presunto cauce de comunicación que ETA y la izquierda abertzale habían establecido con el presidente del PSE, aunque se desconoce si la relación con la dirección de la banda era de manera directa o indirecta. Una realidad que las propias Fuerzas de Seguridad del Estado conocían el pasado mes de mayo y de la que El Mundo dio cuenta. Precisamente, entre los movimientos extraños que Eguiguren ha protagonizado en los últimos meses están, según ha tenido constancia este periódico, al menos dos viajes que el dirigente socialista realizó en solitario a Burdeos, siempre en fin de semana. El primero de los trayectos tuvo lugar el 15 de octubre, cuando partió en taxi desde el Parlamento Vasco a la ciudad francesa. Allí, se desconoce con quién se reunió, pero las especulaciones sobre el trabajo de cocina que Eguiguren podría haber desempeñado están sobre la mesa.
La reunión con Goirizelaia De lo que sí dio fe este periódico fue de la reunión que el presidente de los socialistas vascos mantuvo el pasado 5 de noviembre con la exdirigente de Batasuna y abogada de la izquierda abertzale, Jone Goirizelaia, en el Hotel María Cristina de San Sebastián, cita a la que también acudió el periodista Gorka Landaburu. El encuentro se celebró cuando faltaban seis días para celebrarse el juicio por la Declaración de Anoeta, en la que Eguiguren y Landaburu acudieron como testigos de la defensa de Otegi.
El cambio de zapatero Uno de los dirigentes abertzales con los que Eguiguren ha intercambiado impresiones últimamente ha sido Rufi Etxeberria, la cara más visible de la izquierda ilegalizada hasta el pasado martes, cuando los impulsores de Sortu cogieron el testigo. Basta ver las palabras que Eguiguren dedicó al dirigente abertzale en su última entrevista: "Creo en las personas y en la credibilidad de Rufi Etxeberria. Absolutamente".
Según diferentes fuentes, los contactos de Eguiguren con Etxeberria eran apreciados con cierto recelo por la dirección del PSOE. El propio Zapatero conocía de primera mano los pasos del dirigente del PSE. Es más, el presidente español, viendo los pasos que la izquierda ilegalizada ha dado y basándose en las informaciones policiales y en los datos de los servicios de inteligencia, aprecia ahora "las cosas de Jesús" como algo real.
Lo que parece evidente es que Eguiguren tiene su papel y ha ganado credibilidad entre sus compañeros de filas, los mismos que en los últimos meses han acallado su discurso posibilista.