Presidente de Portugal y candidato del partido Social Demócrata
ANÍBAL Cavaco Silva, el líder histórico de los conservadores portugueses, quiere ganar por cuarta vez unas elecciones y culminar, con otros cinco años en la jefatura del Estado, más de tres décadas de carrera política. A sus 71 años y tras gobernar como primer ministro de 1985 a 1995, Cavaco se presenta ante los portugueses como el político sensato y experimentado capaz de vigilar al Ejecutivo del socialista José Sócrates en la difícil recuperación económica que tiene por delante Portugal.
Con cinco años de jefe de Estado en los que se ha diluido el inicial entendimiento con el primer ministro, Cavaco ha cambiado su discurso original, centrado en la moderación y la independencia partidaria, por la defensa de los intereses del país, que la presión de los mercados han puesto al borde del rescate financiero. Muy católico, defensor del rigor y los valores morales y considerado hombre de pocas palabras y elocuentes silencios, el presidente es temido entre sus críticos por la capacidad de lanzar veladamente las más explosivas cargas de profundidad. Una de ellas, la insinuación de que se sentía espiado por el Gobierno, desató una de las peores crisis institucionales de la democracia.
Miembro de una familia rural de clase media, Cavaco estudió economía en Portugal y el Reino Unido durante el régimen de Salazar y la izquierda le suele reprochar su falta de pedigrí en la lucha contra la dictadura. El "profesor-doctor" Cavaco Silva, como le denominan con respeto muchos portugueses, se refugió en la enseñanza tras su década como primer ministro y la derrota electoral que sufrió en 1996 en las presidenciales contra Jorge Sampaio. Pero volvió con fuerza a la política diez años después y derrotó en los comicios de 2006 a Manuel Alegre.
El jefe de Estado ha intentado alejarse en su mandato de la imagen de gestor y dirigente firme del centro-derecha y acercarse a los problemas sociales de Portugal. Como presidente de la República ha abogado con vehemencia por promover la "inclusión social" y ha realizado numerosos viajes que le han llevado al corazón de las carencias del medio rural y las periferias urbanas. Las denuncias de la falta de desarrollo, del aumento del desempleo e, incluso, del hambre en Portugal, le han enfrentado con frecuencia con el Gobierno socialista, que le acusa de beneficiar electoralmente a su propio partido, el Social Demócrata (PSD, principal de la oposición). Y la poco calurosa relación con el líder del PSD, Pedro Passos Coelho, no ha evitado que los socialistas sigan acusando a Cavaco de preparar el relevo de Sócrates, cuya popularidad está en mínimos por la crisis.