Bilbao. Socialistas y populares vascos no cambian su discurso sobre la izquierda abertzale tradicional y su entorno. Con la resaca de la manifestación que el sábado recorrió las calles de Bilbao para exigir cambios en las políticas penitenciarias de los Ejecutivos de Madrid y París, así como un papel activo de los reclusos en un próximo proceso de normalización, los portavoces de PSE y PP continuaron con sus exigencias a la antigua Batasuna. Aunque la marcha fue convocada por un grupo de ciudadanos y pese a que fue respaldada por formaciones políticas como Aralar, Eusko Alkartasuna y Alternatiba, o por los sindicatos ELA y LAB, José Antonio Pastor y Leopoldo Barreda cargaron toda la responsabilidad de los mensajes que se lanzaron al final del recorrido sobre la izquierda ilegalizada, que, según ambos, desaprovechó una nueva oportunidad de distanciarse de ETA.

Conscientes de que los dirigentes de la antigua Batasuna nadan a contracorriente para poder estar en las elecciones municipales y forales de mayo, un objetivo que se aleja según pasan los días sin tener noticias de la organización armada, Pastor y Barreda tensionaron un poco más la cuerda en sendas entrevistas concedidas a la agencia Europa Press. Para el bloque constitucionalista -al que se sumó el único parlamentario con el que cuenta UPyD-, la izquierda abertzale debía haber utilizado la protesta de la capital vizcaina para demostrar explícitamente su desmarque de la banda. Eso que en los diferentes manifiestos que ha presentado en los últimos meses califica como condena de todo tipo de injerencias violentas que puedan torpedear una resolución pacífica del conflicto.

"El único culpable de la situación de falta de libertad que todavía existe en Euskadi y de la existencia de ETA es la propia ETA. Por lo tanto, lo que podemos decir con toda claridad es que las miles de personas que se manifestaron en Bilbao perdieron una oportunidad magnífica para pedir el fin de la organización terrorista", subrayó el portavoz del PSE, muy crítico con las demandas que al final del recorrido de la marcha se hicieron a los Gobiernos español y francés. El fin de la dispersión, la puesta en libertad de los presos enfermos y de los que han cumplido tres cuartas partes de la condena, el fin del "chantaje" de Instituciones Penitenciarias... fueron algunas de las exigencias que se enumeraron por los convocantes de la manifestación, un extremo que no es compartido por José Antonio Pastor: "Los gritos que se escucharon durante la marcha iban dirigidos a reclamar al gobierno y al Estado democráticos, a quienes no corresponde reclamar porque no corresponde la responsabilidad sobre la situación de los presos ni al gobierno ni a los partidos democráticos. No tiene que mover ficha en este momento la democracia: es ETA la única que tiene que hacer lo que le corresponde, que es desaparecer definitivamente".

prueba de fuerza Sobre la capacidad de movilización que tiene la izquierda abertzale, ni socialistas ni populares discreparon. Es evidente que el acto del pasado sábado estaba marcado en rojo en el calendario de actos de este movimiento. La cita anual para pedir en las calles el acercamiento de los presos, así como para mostrar la solidaridad con el colectivo de familiares y allegados de los reclusos, nunca falla. El éxito de asistencia estaba asegurado, pero los organizadores del acto cumplieron sus expectativas de superar los 50.000 manifestantes. A simple vista, sin grandes fórmulas para calcular el número de participantes, la del sábado fue la marcha convocada en la capital vizcaina más concurrida de los últimos años, muy por encima de la que hace un año impulsó Etxerat o la que sirvió para denunciar el caso Egunkaria.

Recuentos al margen, el secretario general del PSE de Bizkaia lanzó el mismo mensaje que desde el Gabinete de Patxi López se ha repetido a la antigua Batasuna ante su nueva apuesta política. "Esa izquierda abertzale que dice querer presentarse a las elecciones y querer jugar en política, debería, si es que quiere ser creíble, haber hecho una reclamación a ETA de forma explícita, contundente, inequívoca y sin matices para pedir su desaparición definitiva", apostilló Pastor.

Minutos antes de que la marcha arrancara frente a La Casilla para poner rumbo a la plaza Zabalburu, la alcaldesa de Hernani, Marian Beitialarrangoitia, al ser cuestionada por una periodista sobre el silencio de ETA y de si el acto era un buen momento para pedir a los responsables de la banda que declaren un alto el fuego permanente y verificable, dijo querer "que se respeten los derechos de todas las personas, en el más amplio sentido de la frase".

Un deseo, el de la representante abertzale, que no es suficiente para el portavoz de los populares vascos: "Batasuna debería haberse desmarcado de ETA y haberle exigido su disolución incondicional. Ha perdido la oportunidad de acreditar con hechos alguna convicción, alguna apuesta real de su ruptura con ETA, y no únicamente testimonial. El sábado no hubo nada de eso en las calles de Bilbao, porque todo ese esfuerzo de los manifestantes se dedicó a otro objetivo, el de modificar la política penitenciaria, que favorece a los intereses de ETA. Por lo tanto, fue una oportunidad perdida para que, de algún modo, se visualizara algún tipo de distancia o ruptura entre ETA y Batasuna".

Leopoldo Barreda, además de arremeter contra la izquierda ilegalizada, se mostró especialmente crítico con el resto de fuerzas que secundó la manifestación. Y, pese a que formaciones como Aralar y Eusko Alkartasuna, así como los sindicatos LAB y ELA, comparten con la antigua Batasuna firma en el Acuerdo de Gernika -texto en el que piden a ETA y al Gobierno español pasos firmes para la resolución del conflicto-, el dirigente popular consideró que están asumiendo el papel que les marca este último movimiento. "Es el éxito de ETA-Batasuna, llevando a su terreno de juego a determinadas fuerzas democráticas y evitando, una vez más, hacer cualquier pronunciamiento que suponga una distancia o ruptura con ETA. Partidos como EA, Aralar o Alternatiba han sido incapaces de tener una política propia y autónoma, diferenciada de Batasuna, del terreno que le marca en esta materia. En qué ha quedado tanta proclama cuando al final se sale a la calle para servir a la estrategia de siempre de Batasuna. Eso significa un cierto nivel de fracaso para los partidos democráticos que se sumaron a esa convocatoria", enfatizó el portavoz del PP, formación que ha pasado de pedir reiteradamente la prohibición de la marcha a lamentar que no haya sido aprovechada.

"espectáculo lamentable" Unión Progreso y Democracia, por su parte, censuró en un comunicado de prensa el "lamentable espectáculo" que, según su opinión, se registró el sábado en las calles de Bilbao. "Es lamentable comprobar que haya tanta gente dispuesta a defender unos supuestos derechos conculcados de los presos etarras y sea, en otros casos, tan perezosa para exigir a ETA su disolución incondicional y definitiva", destacó Gorka Maneiro, que ve "abducido" por la organización armada a parte del nacionalismo vasco.