CON la puesta en marcha del nuevo Congreso de Estados Unidos, los republicanos -vencedores en las pasadas elecciones norteamericanas-, ya han comenzado a ponérselo difícil a los demócratas. Entre ellos se encuentra el único puertorriqueño en acceder a la Cámara de Representantes. Raúl Labrador quien llega al Congreso de la mano del Tea Party.

Para acceder a este sillón, Labrador se ha tenido que ir de Puerto Rico y presentarse por Idaho, un estado con poca implantación hispana, e incluso ocultar su origen puertorriqueño. Y es que en su país hay un Parlamento propio, una constitución distinta -a veces contradictoria- de la de EEUU, un idioma oficial propio, una bandera, un himno y unas selecciones nacionales.

Los que quieren hacer carrera en el continente deben emigrar. Y muchos lo hacen atraídos por un sueño americano que para los boricúas se ha transformado en pesadilla. No todos logran sus objetivos. Raúl Labrador es una de las pocas excepciones, la mayoría acaban en el paro y la marginalidad.

La crisis económica está marcando el futuro de los puertorriqueños a los que se les ha vuelto a plantear la estadidad, es decir, la integración en EEUU como un estado más.

Puerto Rico disfruta del estatus de Estado Libre Asociado (ELA), que les ha ido bien en lo político pero que les está hundiendo económicamente en esta situación de crisis. Si para EEUU la crisis es un quebradero de cabeza, los efectos en Puerto Rico se han multiplicado de tal manera que le han llevado a situarse, según un informe de The Economist como penúltimo país de América Latina y el Caribe, tan solo por delante del devastado Haití. Los informes económicos son escalofriantes: en 2010, quinto año consecutivo de recesión, el empleó caerá en torno al 8,5% y se espera que al final de año su economía se contraiga un 33,1%. La renta per capita de Puerto Rico es de 14.905 dólares, menos de la mitad que la de Mississippi, el estado más pobre de EEUU. Y por si fuera poco los planes de estimulo económico no están llegando a la isla.

Con esta situación a Obama le ha dado miedo seguir adelante con el viejo plan de asimilación -estadidad- y ha aplazado sus planes de convocar un nuevo referéndum para convertir a Puerto Rico en el estado número 51 a la espera de que la situación económica logre lo que las urnas no han podido conseguir.

El escritor y ensayista puertorriqueño, Edgardo Rodríguez Juliá, define la situación actual de la isla como un "ghetto colonial en bancarrota" considerando ghetto como lugar donde viven personas marginadas del resto. Rodríguez Juliá, siempre cercano a posturas independentistas se muestra pesimista al reconocer que "ya Puerto Rico no es capaz de resolver sus propios problemas" o que "la mayoría de los puertorriqueños ya vive la estadidad". El escritor se basa en el dato de que la población continúa bajando y de que ya nacen más puertorriqueños fuera que dentro de la isla. Históricamente los puertorriqueños han votado por mantener el estatus de Estado Libre Asociado.