Vitoria. La AVT, la Asociación del Víctimas del Terrorismo, preparó la apertura de una delegación en Euskadi tras conocer que Covite, que reúne a más de 400 víctimas del País Vasco, debatía su disolución. Finalmente, en la asamblea del pasado 27 de noviembre los socios decidieron de forma mayoritaria seguir adelante con una dirección colegiada formada por una docena de víctimas del terrorismo, con lo que Covite continuará siendo la asociación de referencia en la CAV.
El proceso, lleno de incertidumbres, que ha vivido este colectivo a lo largo de los últimos meses arrancó cuando Ángel Altuna, miembro de la anterior junta directiva, planteó en primavera la desaparición de Covite por entender que había cumplido con sus objetivos, una decisión que comunicó a los socios por correo electrónico y que secundó la anterior presidenta, Cristina Cuesta. Cuesta dimitió de su cargo en julio debido al desgaste personal tras varios años al frente del colectivo, según ella misma declaró.
Durante el verano y el otoño se preparó la crucial asamblea de finales de noviembre en la que Altuna defendió sus tesis y a la que no asistió Cristina Cuesta. "A mí Ángel me merece mucho respeto e incluso en algún momento pensé que podía tener razón, pero la gente estaba alarmada ante esta propuesta", señaló ayer Consuelo Ordóñez, una de las integrantes de la junta recién nombrada, en la que han entrado como nuevos directivos Rubén Múgica, Carmen Ibarlucea o Jorge Mota.
Según Ordóñez, el propio Altuna, ya alejado de la primera línea de Covite, mostró su satisfacción por que su propuesta hubiera servido como revulsivo para dar un nuevo impulso a la asociación. "Ha reaparecido gente que llevaba mucho tiempo fuera, se veía a los socios con ilusión", señaló Ordóñez, quien explicó que incluso se ofrecieron más personas para acceder a la junta directiva de las que permiten los estatutos de la asociación.
La nueva dirección ha renunciado a nombrar un presidente y no tendrá una cabeza visible de cara a la opinión pública. En cada momento acudirá a los actos oficiales a los que asista Covite quien se decida en la junta, que se marca como una de sus premisas no ejercer de "víctimas profesionales". En todo caso, se seguirá trabajando desde la sede de Donostia. "Mucha gente acude a Covite todos los días y no podemos dejarlos abandonados", afirma Ordóñez en ese sentido.