Una escena típica en Qingyanliu, localidad en la que la mayoría de sus 8.000 vecinos se dedica al comercio electrónico. Foto: R. A. Tudela

Las compras por Internet han transformado el modo de vida de localidades chinas como Qingyanliu. Nada es igual desde que la oficina o la conexión desde casa suple a la forma más tradicional de llenar la nevera o los armarios.

El pueblo del comercio electrónico

Apenas son 8.000 vecinos en el pueblo, pero casi todos se dedican al comercio electrónico. En concreto, a las ventas al por menor en la web Taobao, el mayor portal chino de subastas por Internet.

La zona se llama Qingyanliu y está situada al este de la ciudad de Yiwu, en la provincia de Zhejiang. Hay calles pequeñas y estrechas que invitan a pasear. Hay mucha vida en la calle. Puestos de frutas y verduras, tiendas de comida, niños que juegan, abuelos que charlan, jóvenes que van en moto.

En la mayoría de los casos, los edificios son de cinco pisos, con almacenes y salas para el empaquetado en la planta baja. Pero con una temperatura otoñal, algunos prefieren disfrutar de la luz natural y preparar los pedidos en la aceras. Por eso, muchas calles están llenas de altas pilas de cajas de cartón.

En uno de los locales trabaja el joven Hai Shu. Tiene 24 años y es natural de Taizhou, a dos horas en coche de Yiwu. Montó su negocio hace ya un año, cuando apenas había terminado sus estudios universitarios de Negocios en la Universidad de Yiwu.

Hai se dedica a la venta de calcetines para los clientes de su tienda electrónica en la web de Taobao en China. Los compra a 0,13 euros y los vende a 0,17. Un beneficio que a primeras puede parecer bajo para muchos, pero que el joven considera un inicio prometedor. Las ventas de Hai pueden llegar a los 4.000 pares en un mes. Incluso se puede doblar la cifra en el mejor de los casos. En los largos y fríos meses de invierno chino, cuando las temperaturas llegan hasta los menos veinte grados y los clientes compran más calcetines.

"El mercado aquí es muy grande, por ello, por el momento no me planteo vender a otros países, pero sí empezar poco a poco a ofrecer más productos. En el último mes hemos comenzado a vender gorras con las que obtenemos un mayor beneficio por unidad", asegura Hai.

El negocio da trabajo a cuatro personas. Cada mañana acuden al local de 72 metros cuadrados que tienen alquilado en Yiwu, por el que pagan 1.100 euros al año. Allí reciben los pedidos y empaquetan los productos, para que, más tarde, alguna de las veinte empresas de entrega urgente de la ciudad los recojan a primera hora de la tarde y procedan a entregarlos a sus destinatarios.

La oficina de Hai no es la más común. Otros establecimientos en la zona tienen una superficie mayor, siendo la mayoría de ellos, de unos 300 metros cuadrados y varias plantas.

El cambio de esta zona tuvo lugar en el año 2005. Antes, la población apenas llegaba a los 1.500 habitantes y se dedicaban a actividades rurales, además de disfrutar de su tiempo libre jugando al dominó chino entre vecinos.

Oportunidad de negocio De pronto, todo cambió. Se construyeron más de 200 edificios, que hicieron que el precio de las rentas de las viviendas bajase de forma notable. Y se creó, de esta manera, la ubicación perfecta para los jóvenes emprendedores de la zona, justo al lado de Yiwu, el mayor mercado del transporte marítimo chino.

Una de las jóvenes que vio rápidamente la oportunidad de abrir su negocio aquí fue Jin Lan, de 24 años y oriunda de Yiwu, junto a su hermano y su marido.

Los hermanos llevan el negocio en la sangre, ya que su tío posee una de las mayores tiendas de lencería en Fuenlabrada (Madrid), donde precisamente Jin trabajó dos años después de haber estudiado en Austria. "Esta ciudad está de moda, es una zona sencilla para entrar, hay varias compañías de transporte aquí que facilitan todo y mucha gente joven con ganas de montar sus propios negocios y que las cosas salgan bien", dice Jin.

En total, son diez personas. Están divididos en dos pisos. Una primera planta, que hace de oficina, y donde se reciben los pedidos por Internet. Y el sótano, que funciona como almacén y donde se embalan los productos. En esta empresa, que lleva por nombre Yi Shang, están especializados en productos de limpieza. Para la cocina, para el baño y para los muebles. Pero también hay hueco para material de papelería, cubos de Rubik o perchas.

La media de las ingresos alcanza los 60.000 euros al mes. Jin explica que de diciembre a febrero es la época de más beneficios, pero reconoce que la situación actual no se parece en nada a la que hubo en los años 2006 y 2007, cuando las ventas fueron mucho mejores.

La mayoría de los pedidos son para dentro de la propia provincia de Zhejiang, o para la vecina ciudad de Shanghai, a donde mandar un paquete de menos de dos kilos cuesta 0,60 euros. Mientras que, enviar un pedido de un kilo a la capital, Pekín, supone 0,80 euros, y tarda en llegar de 3 a 5 días. "Para muchos jóvenes es muy difícil encontrar trabajo ahora, por ello se pasan muchas horas delante del ordenador, jugando y haciendo compras en Taobao, porque les parece la opción más barata y les da pereza ir a una tienda en persona", expone Jin.

Prueba de ello es que, según los últimos datos del Centro de Información sobre la Red de Internet en China, había en el país asiático 384 millones usuarios de Internet en 2009, lo que supone un aumento del 28,9% frente a los datos del año anterior. De ellos, 87 millones hacen compras por Internet, la mayoría estudiantes y trabajadores de entre 18 y 30 años, ya que se sienten más cómodos comprando en la red que en los negocios tradicionales.

Empleados empaquetando en la tienda de Jin Lan. Foto: R. A. Tudela

En China, 87 de los 384 millones de usuarios de Internet compran por la Red