madrid. Los diputados del PSOE siguen viendo a José Luis Rodríguez Zapatero como su candidato predilecto para las próximas elecciones generales y están convencidos de que lo va a ser, pese a reconocer que la crisis no da tregua y al malísimo resultado cosechado por los socialistas en Cataluña.
Medio centenar de diputados socialistas encuestados por Efe bajo la condición de anonimato ofrecieron su opinión sobre si Zapatero volverá a repetir como cartel electoral del PSOE y reflexionaron sobre la conveniencia de que sea así o no.
La gran mayoría tiene "clarísimas" sus preferencias en cuanto a que Zapatero debe ser el candidato; y también abrumadoramente tienen la creencia de que lo será.
Tanto es así, que son varios los miembros de la dirección federal del partido que lo verbalizaron en las reuniones quincenales de la Ejecutiva del PSOE, pese a los reiterados llamamientos del propio Zapatero para posponer el tema.
Entre quienes se inclinan por la candidatura de Zapatero se encuentra un histórico dirigente socialista, que resume en una categórica frase su parecer: "Hay que apostar a caballo ganador".
Aunque este diputado censuró en público algunas de las políticas del Gobierno, especialmente su actuación en la crisis económica, no tiene dudas de que Zapatero es la mejor baza para el PSOE en unos comicios generales. Un veredicto que comparten también otros dirigentes socialistas de generaciones más jóvenes. Así, un miembro de la dirección del grupo en el Congreso juzgó que "no hay más opción".
Dentro de los que creen que Zapatero será el cabeza de lista del PSOE también se encuentra un reducido número de parlamentarios que preferirían que no lo fuera.
En este caso, un diputado describió su sentimiento con una sola palabra: "Resignación". A renglón seguido argumentó que el partido no tiene "banquillo" para tirar de él y que en estos momentos no hay ninguna otra persona preparada para encabezar la candidatura.
Una línea más minoritaria está compuesta por quienes desearían que Zapatero fuera el candidato, pero sospechan que no lo será. "Parece que él mismo se da por amortizado", se quejó una socialista muy cercana al núcleo duro del partido, convencida de que el presidente del Gobierno se ha "sacrificado" para sacar adelante las reformas que se le piden a España, "algunas muy impopulares".
Y otra corriente más: los pocos que ni quieren ni esperan que lo sea. Entre estas dos últimas líneas de opinión hay una "intersección de conjuntos": el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, es "la única alternativa posible" para sustituir a Zapatero. En lo que coinciden ambos bandos es en la utilidad de no seguir posponiendo el debate, un apremio que se ha hecho más patente tras la calamidad de las elecciones catalanas del pasado 28 de noviembre.
Pero la confianza está empezando a resquebrajarse entre quienes desconocen a qué estrategia concreta obedece esa dilación y los que confiesan sentirse cada vez más desazonados con la incertidumbre.
"Nosotros estamos en la calle y vemos que la gente está empezando a cansarse de esperar. Quizás en sus orígenes era una buena táctica, pero hoy por hoy, tal y como se han puesto las cosas a todos los niveles, los nuestros lo que quieren es certidumbre", constató una diputada.
Sea como sea, habrá que esperar a que sea el propio Zapatero el que finalmente despeje la ecuación.