Seúl. El ministro surcoreano de Defensa, Kim Tae-young, presentó ayer su dimisión, dos días después del ataque de Corea del Norte sobre una isla surcoreana que causó cuatro muertos. Según la agencia local Yonhap, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, aceptó su renuncia, reclamada por sectores que pidieron una respuesta más contundente del Gobierno ante las "provocaciones" del régimen comunista norcoreano. Antes de hacer pública su dimisión, el ministro participó en una ceremonia en Seúl para rendir homenaje a los fallecidos, en la que calificó el ataque norcoreano como un suceso que "nunca debió ocurrir".
La renuncia se produjo en medio de una lluvia de críticas por parte de la oposición, pero también de legisladores del gobernante Gran Partido Nacional, por considerar que la reacción militar ante los disparos de artillería de Pyongyang de este martes fue demasiado tibia. El ataque norcoreano sobre la isla de Yeonpyeong, situada en plena frontera intercoreana en el mar Amarillo (mar Occidental), se produjo por sorpresa y causó la muerte de dos civiles y dos militares, además de dieciocho heridos, cinco de ellos de gravedad. Las fuerzas surcoreanas respondieron a su vez con artillería, en un intercambio de disparos que duró cerca de una hora.
En Seúl, inmediatamente después del ataque norcoreano, el presidente Lee Myung-Bak instó a evitar "una escalada" de la violencia, lo que aparentemente marcó el tono de una respuesta tachada de demasiado pasiva por algunas facciones políticas, según Yonhap. El ataque fue uno de los más graves por parte de Pyongyang desde el fin de la guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un armisticio en lugar de un tratado de paz, por lo que técnicamente ambos países continúan en estado de guerra.
Aunque llegó al poder en febrero de 2008 con una línea de mano dura hacia Pyongyang, la Administración de Lee es objeto de crecientes críticas que le acusan de mantener una política demasiado templada ante las agresiones del país comunista.
Sigue la tensión Corea del Norte amenazó ayer con más ataques a su vecino del sur, que respondió a la escalada de tensión incrementando sus fuerzas en el mar Amarillo. "El Ejército Popular norcoreano llevará a cabo sin titubeos una segunda y una tercera ola de ataques" si Corea del Sur "vuelve a provocar militarmente", advirtió el Ejército norcoreano en un comunicado. En medio de la escalada, el presidente surcoreano ordenó reforzar las tropas y el poderío militar en cinco islas próximas a la disputada frontera marítima en el mar Amarillo. Corea del Sur debe "estar preparado para la posibilidad de otra provocación por parte de Corea del Norte", advirtió Lee en una reunión con ministros.