Barcelona. Hay vida después del tripartito para Esquerra. Pero en la formación republicana no quieren olvidar las dos últimas legislaturas. Todo lo contrario. Es momento de sacar pecho y de pasar a limpio los resultados. Sí, este es el sentir general de la formación que, según varios sondeos, más escaños se dejará en las urnas este domingo. Para testar los ánimos del partido liderado ahora por Joan Puigcercós -Josep Lluís Carod-Rovira está fuera de cobertura-, basta con acercarse a la savia nueva. Los integrantes de las Joventuts no paran durante estos días. Se arman de paciencia e intentan explicar a los que van a votar por primera vez que "la verdadera apuesta por el independentismo" es la de ERC. Uno de los que se afanan en este trabajo de campo es el portavoz de JERC, Gerard Coca.
Al llegar a la imponente y modernista sede central de ERC, uno se da cuenta que este partido no es el de hace dos décadas, cuando entrar en la Generalitat no era más que una quimera. Las cosas han cambiado y, según este joven de 28 años, Esquerra tiene que seguir siendo pieza clave en las decisiones que afectan al futuro de Catalunya. Dicho de otra manera, que dentro de 72 horas, los electores elijan como tercera fuerza a los republicanos y no al PP, que se disputa con Puigcercós algo más que ser el partido bisagra. "Somos la vanguardia del independentismo y con nuestra entrada en el tripartito, lo llevamos a las instituciones. Algo que, salvo en los tiempos de la Segunda República, no había sucedido", destaca el portavoz de JERC, que defiende a pie juntillas la estrategia de su partido en los últimos años.
Mano tendida Tras un inicio de campaña en el que el pesimismo reinaba entre los jóvenes, Coca reconoce que los ánimos crecen, aunque los pronósticos de los sondeos están sobre la mesa. De los 21 representantes con los que cuenta ahora Esquerra, las encuestas más pesimistas auguran una pérdida de diez diputados, un castigo severo, que se puede cimentar con una amplia abstención, que a día de hoy no es descartable. Atrás quedan los años dulces de ERC, que tuvieron su pico más alto en las elecciones generales de 2004: el año en el que Zapatero llegó a la Moncloa, más de 650.000 catalanes votaron a los republicanos, cien mil votos más que un año antes en los comicios catalanes, donde la candidatura liderada por Carod-Rovira superó el medio millón de sufragios, con 23 butacas en el Parlament.
En el bando opuesto a los que empiezan a dar sus primeros pasos políticos se encuentra Jordi Portabella, el segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, que es más crítico al analizar el camino junto al PSC y a ICV. "En un gobierno de coalición es muy difícil dar un perfil propio que sea reconocido entre tus electores", subraya Portabella, que hace unos meses rompió el acuerdo que tenía en la ciudad condal con las otras dos patas del tripartito: "En Barcelona es clamorosa la necesidad de un cambio. El modelo estaba ya caduco, por eso, después de ocho años de acuerdos, nos fuimos a la oposición".
Aunque Joan Puigcercós ha ofrecido a CiU su mano tendida para apoyar la investidura de Artur Mas y cederle todo el "protagonismo" en la negociación para lograr un Concierto Económico para Catalunya, en Esquerra dudan de que la federación nacionalista cumpla la única petición del candidato republicano: convocar un referéndum de independencia. Ni Coca ni Portabella esperan un gesto de CiU. "En la oposición, no han dudado en defender los planes soberanistas, pero, según se acercan las elecciones, ha cambiado de estrategia", advierte el portavoz de las Joventuts, tras destacar que dentro del partido de Mas hay sectores que prefieren la opción de gobernar con el apoyo del Partido Popular "para volver a los tiempos de Pujol", con acuerdos en Catalunya y Madrid. "Después de la sentencia del Estatut, la manifestación del 10-J y las consultas populares, el peor resultado para ERC y para Catalunya es que el PP se convierta en árbitro de las decisiones políticas del país", enfatiza Coca, con voz ronca, víctima de la campaña y del frío que ya ha llegado a Barcelona.
El líder de ERC en el Ayuntamiento barcelonés apunta el dardo de las críticas hacia la "indefinición" de CiU: "Hace lo mismo de siempre. Ellos mismos se regatean, con una política que está caduca y que es la de negociar para obtener un pequeño beneficio y que la suma de éstos sea grande, que es la que llevaron durante los 23 años que estuvieron en la Generalitat". Portabella ve complicado que Esquerra se pueda entender con Mas. Más bien todo lo contrario: "Estoy convencido de que la estrategia de CiU es la de gobernar en minoría y no adoptar una decisión de carácter soberanista".
Concierto y referéndum Los dos ejes sobre los que ha pivotado la campaña de Esquerra Republicana se pueden resumir en la petición de equiparar fiscalmente a Catalunya con la CAV y Nafarroa, y la celebración de un referéndum que pueda marcar el camino de los catalanes al margen de los designios de Madrid. Dos demandas que su candidato a la Generalitat repite desde el primer mitin y que están bien asentadas entre sus compañeros de filas. Portabella pone un ejemplo para reflejar el agravio comparativo que padece, según indica, esta comunidad. Y que si Puigcercós dijo que "en Andalucía no paga impuestos ni Dios" es por algo. "La gente de a pie le da la razón. Andalucía, por ejemplo, tiene casi tantas pymes como Catalunya, pero aquí las inspecciones de Hacienda son casi seis veces superiores. Las formas de Puigcercós son mejorables, pero el contenido es ampliamente compartido por los catalanes", asevera.
Coca pone la guinda al discurso de Portabella y sostiene que, si el Estado, como pronostica sin dudas, se opone a un Concierto Económico catalán, el germen independentista será imparable. "España nunca nos lo dará y el mensaje de la discriminación que sufre Catalunya crecerá", aventura. Y para quien dude de la estrategia de su partido, Coca deja un aviso para navegantes: "Una de las victorias de ERC ha sido ocupar las instituciones".