¿Esto es la vida real? Con una semana de elecciones catalanas a cuestas y pensando en el debate que protagonizarán hoy mismo José Montilla y Artur Mas, uno no puede evitar sentirse como David, el pobre chaval norteamericano que se hizo famoso en Youtube cuando salía del dentista. Para quien no le conozca, David, flotando por los efectos de un anestésico que debería de recetarse en las narcosalas, divaga mientras que su padre le graba en el coche con el objetivo de colgarlo en Internet. En poco tiempo, el vídeo recibió más de un millón de visitas y el cachondo de su viejo ha podido imprimir camisetas con las frases más célebres. ¿Is this real life? (¿Esto es la vida real?), se pregunta David confundido. Y uno siente exactamente lo mismo desde que comenzó la campaña. Como si nada de los últimos cuatro años hubiese sido real. Como si un Tribunal no se hubiese convertido en espada de Damocles para un texto aprobado por la mayoría de catalanes, como si los principales periódicos no hubiesen salido en defensa del texto, como si miles de personas no hubiesen participado en las consultas ni en la histórica marcha de Barcelona. Nada de esto ocurrió, porque apenas se menciona. ¿Is this real life? Deberían de preguntarse los votantes de Montilla cuando le ven escondido tras Zapatero, el mismo que se tragó su promesa de respetar lo que la ciudadanía catalana decidiese. ¿Is this real life? Podría cuestionarse un elector convergente, cuando comprueba cómo Artur Mas reconvierte el Estatut en un concierto económico que ya aparecía cuando los primeros carteles electorales no se pegaban en Twitter. Esto, hablando sobre el Estatut. Porque la corrupción, mejor ni la mencionamos. Puede ser que ahí, entre la anestesia de David (o por la falta de ella), esté el motivo por el que la abstención se acerque ya al 50%. Aunque el bueno de David tiene también otras perlas: This is gonna be forever? (¿Esto va a ser para siempre?), pregunta con miedo. Y Artur Mas se frota las manos pensando en la respuesta cuando le interrogan sobre cuánto tiempo considera aceptable ocupar la presidencia. Dice que no, que para siempre es mucho tiempo. Así que pone el límite en 2022. Con una semana más por delante y pensando en enchufarme hoy a TV3, creo que voy a llamar al padre de David. Igual me pasa alguna receta de su dentista.