los pescadores de votos no se han parado en la frontera. A Andorra han llegado el president Pujol y el primer candidato por Lleida y alcalde de la Seu d"Urgell, Albert Batalla; los dos cabezas de cartel socialista por la demarcación vecina, en un acto con participación del jefe del gobierno andorrano, Jaume Bartumeu, en un gesto cuanto menos poco frecuente. Es habitual que líderes foráneos de la misma internacional política acudan en apoyo de sus homólogos al territorio donde se celebran los comicios. Cuesta imaginar a un Cameron participando en Londres, o a un Sarkozy en París, en un mitin del PP, por poner un ejemplo similar. También llegaron los de Iniciativa, con los verds andorranos como anfitriones. Y es que, mediado el esprint final, todo el mundo escarba en el fondo del barril electoral.

En Andorra son pescadores, que echan la red sobre un colectivo de unos doce mil residentes y votantes. En el otro Principat, se les podría aplicar el término paracaidistas, acuñado en Euskadi, a los dirigentes españoles que se suman a la fiesta. Mas ha preferido llamarles "el primo de Zumosol" cuando se ha tratado de un Rajoy que parece afincado durante días y días en el territorio, o un Zapatero que se encierra en pequeños locales, como el del domingo en Viladecans. También han pasado ya Rubalcaba, Gallardón y, cómo no, Basagoiti.

La presencia de este último fue sonada. Con el gallego Feijóo y la candidata Alicia Sánchez-Camacho, escenificaron un nuevo pacto en el salón del Tinell del Ayuntamiento de Barcelona, sede del suscrito por PSC, Esquerra e Iniciativa para formar el primer tripartito con Maragall. El nuevo, naturalmente, es un compromiso de unir las "tres comunidades" españolas; en España, por supuesto. El de las Vascongadas recordó, además, que sus colegas pueden ser decisivos en un futuro gobierno, y si no, ahí está el lehendakari López. ¿Profético?

Visitantes que no siempre entienden, o quieren entender, mensajes de adversarios. La palma de réplicas incoherentes se la ha llevado Rodríguez Zapatero. Duran i Lleida, entre otros, le criticaban la ausencia de la misa del Papa en la Sagrada Familia. Y el presidente español respondía que no está por hacer las leyes que quiere el Papa, sino las que quieren el Parlamento y los españoles. Eso: ¿Qué hora es? Manzanas traigo.

Al president, profetizado saliente, parece que se le ha quedado en el cerebro su programa de ayudas a los ni-ni, chavales que ni estudian ni trabajan. Y así, uno de sus eslóganes más repetidos es: "Ni la derecha, ni aventuras independentistas". Lo dicho, ni-ni.

Mas es el blanco general, en su condición de favorito en las encuestas. Por ahora parece mantener su propósito de no responder con exabruptos a las descalificaciones. Adopta una posición institucional de presidente antes de tiempo, y se limita a lanzar alertas como la de que en Madrid prefieren a CiU y Catalunya en debilidad, para poder continuar expoliándola.

Claro que, hablando de expolio, el que la organizó parda el fin de semana pasado, al borde de la frontera andorrana, fue el aspirante de Esquerra, Joan Puigcercós, cuando se le ocurrió decir que en Andalucía "no paga impuestos ni dios". La previsible carga de toda la caballería mediática española, sin matices ni diferencias, fue inmediata. Entretanto, continúan apareciendo encuestas. Las de RAC-1, La Vanguardia y El Periódico vienen a coincidir casi exactamente, en una tendencia ligeramente a la baja de CiU que sitúan a cuatro o cinco escaños de la mayoría absoluta, en lugar de los dos a cuatro anteriores, un PSC que ya no bajaría de la barrera histórica de los 30 y un PP que superaría a Esquerra como tercera fuerza, por poco. Con Ciutadans repitiendo los tres, o incluso ganando un cuarto escaño, Iniciativa donde estaba y Laporta a la puerta (entre 0 y 2).

La oficial del Centro de Investigaciones sociológicas, organismo del Gobierno español, es más restrictiva con los nacionalistas. Reduce la mayoría de CiU en 59 diputados (a 9 de la absoluta y ganando solo 11) eleva los socialistas hasta los 33, deja igual al PP (13-14), reduce en 3 ó 4 los de Esquerra, reduce otro a los socio-ecologistas y coincide en el mantenimiento de Ciutadans. El resto, los ve en el ostracismo extraparlamentario. Tanto a las dos opciones de independentistas declarados como a la xenófoba Plataforma per Catalunya o UPyD. A Mas, la del CIS le ha sentado muy bien. Teme la desmovilización por los pronósticos tan a favor, al punto de decir que tendría que luchar más contra la abstención que contra los candidatos.

En algo coinciden todas las opiniones recogidas en los sondeos: el líder más valorado (único que aprueba en el CIS) es Artur Mas, quien la mayoría cree que será el futuro president. Pero hay algo que, según muchas opiniones, suele ser más certero que cualquier encuesta: las apuestas. Arguyen los defensores de esta tesis que es mucho más fácil mentir a los encuestadores como difícil jugarse el dinero a una opción perdedora.

Pues bien, en la multinacional virtual más publicitada, la victoria de CiU se paga a 1,05 euros. La de Montilla, a 16. El tercero es, curiosamente, el grupo de Laporta y no tan lejos del PSC (20 por 1) El también independentista Carretero, 55 por 1. Por cualquiera de los demás, a partir de 100 a 1. En la más conocida de nombre español la diferencia no llega a tanto. Pero por CiU se paga 1,70 por euro.