Llamarle mentiroso a un periodista es grave. Sobre todo si es verdad. Eso es exactamente lo que ha sucedido con la Dirección de EITB, que parece más colegiada que cuando el ente público dejó de tener director general (¿dónde está Surio?), parece escudarse en un anonimato colectivo para eludir las responsabilidades del desastre al que están llevando a su empresa. De las declaraciones de Miguel Ángel Idígoras (en adelante MAI) y de las evidencias que ha puesto encima de la mesa la representación de los trabajadores de EITB se extraen varias conclusiones. La primera, que MAI primero y la Dirección después, han mentido. Comparen el vídeo colgado en la web de EITB y el texto que pretendían leyera la periodista que se negó a hacerlo. Esto es una evidencia, no una opinión: mienten.

Otra evidencia: no saben del negocio y no se dejan aconsejar por los excelentes profesionales que aún siguen en EITB y que son los que contribuyeron a que la mayoría de la ciudadanía eligiera sus medios para informarse. Bajo su gestión, ETB va camino de pasar de la segunda posición en el ranking de cadenas más vistas a cerrar el año en el sexto puesto. Esto no tiene nada que ver con la TDT, porque lo importante no es tanto el número de espectadores como la posición. Parece mentira que haya que explicarle esta lección básica nada menos que al director de ETB. Si MAI necesita más datos, no tiene más que escuchar a sus compañeros de trabajo.

Ahora, vayamos con las opiniones. No sólo demuestran incapacidad para gestionar una radiotelevisión; tampoco saben abordar un conflicto relativamente habitual en todas las empresas periodísticas: las opiniones encontradas ante cómo tratar una noticia. Debates que son extensibles, supongo, a la mayoría de las profesiones. Ni los médicos o ingenieros que trabajan juntos están siempre de acuerdo sobre si hay que amputar una pierna o intentar otro tratamiento, o si este puente debe ser construido aquí o cien metros río abajo. Pero lo que no sucede nunca es que un médico ampute la pierna de un paciente contra su opinión profesional porque el jefe del servicio le obligue a ello. Eso es lo que trataba de hacer Viloria, respaldado por MAI y el resto de la Dirección de EITB. En lugar de manejar esa situación de conflicto con prudencia, decide montar una hoguera.

MAI se descuelga diciendo que él ha venido a poner orden donde existía un pacto tácito entre el PNV y la Izquierda Abertzale que afectaba no sólo a las relaciones laborales sino también a la labor informativa. Un pacto que informativamente suponía "una rémora para la deslegitimación del terrorismo" y laboralmente, una ilegalidad en los contratos mercantiles. Me siento, perdón por usar la primera persona, doblemente insultado. Como periodista porque considera él que mientras ejercía en Radio Euskadi trabajaba al amparo de un pacto político y, por si fuera poco, con pasividad frente al terrorismo. Como trabajador, parece que entré por la puerta de atrás y no con un contrato mercantil.

Siempre he defendido la necesidad de crear un sistema comunicativo propio para Euskadi, con medios públicos y privados hechos aquí. De la misma manera que tenemos una Sanidad, una Educación o una Policía propia. Ese es el modelo en el que creo, porque no hay autogobierno pleno si no hay EITB competente. Cuando Surio y su equipo llegaron al frente de EITB escuché una hipótesis que entonces rebatí y que hoy, sin embargo, no puedo más que apoyar. Viene a ser ésta: PSE y PP no tienen ningún interés en EITB porque no están interesados en el autogobierno y prefieren que la ciudadanía vasca consuma otras radios y televisiones más afectas a sus tesis. Es decir, casi todas. Así pues, nombremos a unos cuantos "independientes" para que se la carguen.

Mi abrazo solidario para los trabajadores de EITB con el deseo de que sus protestas sirvan para frenar este desaguisado. Ellos son la principal causa de que el ente público alcanzara las cotas de audiencia y el respeto que esta Dirección dilapida. Si de verdad quieren una EITB fuerte, y así la deseo yo, háganles caso.