londres. El nuevo líder laborista británico, Ed Miliband, negó ayer que su designación represente un "bandazo hacia la izquierda" del partido y aseguró que no será esclavo de los sindicatos, cuyo apoyo fue decisivo para situarle al frente de la jefatura del grupo.

El Partido Laborista estrena nuevo dirigente a la vez que arrancó ayer de forma oficial en Manchester su tradicional Congreso Anual, el primero que afronta el grupo en la oposición tras más de una década en Downing Street. Gracias al aval crucial de las fuerzas sindicales de este país, y con un estrechísimo margen de ventaja (de 1,3 puntos), Ed Miliband superó el sábado al otro gran favorito para asumir el liderazgo laborista, su hermano mayor, David, quien se quedó a las puertas del sueño de toda una vida.

El nuevo líder quiso desmarcarse al respecto al reivindicar su autonomía y aclarar que no es "el hombre de nadie", en una entrevista concedida hoy a la BBC. En ella, insistió en que "defenderá a las clases medias apretadas" y desveló una agenda que incluye medidas como el aumento de las tasas a los bancos, la reducción de la desigualdad o protección de los trabajadores, a la vez que buscó también la manera de quitarse de encima la etiqueta de Red Ed (Rojo Ed).

En cuanto al déficit presupuestario del país, este grupo responderá al programa del Ejecutivo de David Cameron con "una oposición responsable".