londres. Ed Miliband, de 40 años, se convirtió ayer en el nuevo líder del Partido Laborista británico con el compromiso de "pasar página" y forjar una nueva era para el laborismo.
Ed Miliband obtuvo el liderazgo laborista al derrotar en las elecciones internas del partido a su hermano y principal rival, David, por el 50,65% de los votos (175.519 votos) frente al 49,35% (147.220 votos). Avalado por los sindicatos, el que fue ministro de Energía del gobierno del anterior líder laborista y ex primer ministro, Gordon Brown, Ed Miliband, asumió ayer en Manchester (Inglaterra) su nuevo cargo en medio de una gran expectación. La intensa carrera de cuatro meses para ocupar la vacante dejada en mayo por Gordon Brown se zanjó ayer por la tarde en un congreso especial laborista, que tuvo un desenlace para muchos inesperado.
Fue el menor de los Miliband (David tiene 45 años), posicionado más hacia el ala izquierdista del grupo, el agraciado por las características del peculiar sistema de votación laborista, que le confirió una ventaja pequeña -un 1,3%- pero decisiva sobre su hermano.
Hasta hace apenas unos días, David Miliband, ex titular de Asuntos Exteriores, considerado un político experimentado y con un perfil sin mácula internacionalmente, parecía el candidato más idóneo para recoger el testigo de Brown.
Con menos experiencia y distanciado del legado del Nuevo Laborismo de Tony Blair, Ed Miliband, la opción más atractiva para el militante más joven, adelantó a su hermano en la ronda final de las votaciones para proclamarse vencedor de esta "pugna familiar", como la han llamado los medios británicos.
sin opción El resto de candidatos: el ministro de Escuelas, Infancia y Familias Ed Balls, el ex titular de Sanidad Andy Burnham y la diputada Diane Abbott, no tenían posibilidades reales de alcanzar el liderazgo laborista.
En su primer discurso como líder oficial, Ed Miliband prometió que su partido "aprenderá de los errores del pasado", mostró una clara sensibilidad hacia los sectores menos favorecidos de la sociedad británica y dijo ser muy consciente de la necesidad de "cambio" que impera en las filas laboristas.
"La elección de hoy (por ayer) pasa una página ya que con ella ha surgido una nueva generación para servir al partido y, con el tiempo, espero que para servir a este país", afirmó ante los congregados. El ex responsable de Energía asumió la difícil tarea de "unificar" su partido y advirtió de la existencia de los "prejuicios que hay sobre inmigración; la inseguridad que siente la gente con relación a sus salarios y sus condiciones y su vivienda", así como la preocupación por las próximas generaciones, entre otros.
"También soy consciente de que, sin tener en cuenta los puntos de vista sobre la guerra de Irak, ello condujo a una gran pérdida de confianza hacia el partido. Sé que tenemos que cambiar. Tengo que unificar este partido y lo haré", declaró.