LAS portadas de los periódicos del día devoraron la ya escasa expectación que había generado el primer debate de Política General del lehendakari López, que accedió ayer a la Cámara, poco antes de las nueve y media de la mañana, con la tensión propia del alumno que la noche antes del examen se entera de que el formato de la prueba no es el que le habían dicho a principios de curso.
El acuerdo del miércoles sobre las políticas activas de empleo condicionó discursos y actitudes. Si el lehendakari fumaba con Basagoiti, Barreda, Oyarzábal y Damborenea para liberar la tensión, aprovechando el receso ordenado por la presidenta, Arantza Quiroga, después de que se cayera el sistema informático, entre los parlamentarios del PNV reinaba la tranquilidad.
En días así, la oposición tiene mucho que ganar y poco que perder, con el añadido de que ayer los jeltzales entraron al Parlamento como el niño que aparece en casa con un sobresaliente en matemáticas. Se palpaba la presencia inmaterial del acuerdo firmado en la sobremesa del día anterior en La Moncloa, y eso que ayer en la capital alavesa no hubo ningún protagonista del mismo.
No estuvo Iñigo Urkullu, ni Josu Erkoreka, pero es que el de ayer fue un Pleno de Política General de perfil bajo, al menos en lo que a presencia de invitados se refiere. No hubo en los palcos ningún ex lehendakari, ni representantes de la izquierda abertzale ilegalizada, ni diputados socialistas vascos como Txiki Benegas o Eduardo Madina -ayer había Pleno en Madrid-, ni los alcaldes de las capitales, ni representantes de la judicatura o de movimientos sociales.
Sí asistieron los tres diputados generales. El vizcaíno José Luis Bilbao, el más madrugador, apuraba un café en el bar de al lado del Parlamento para hacer tiempo. Después se le sumaron Markel Olano, a quien recibió Joseba Egibar a las puertas del Legislativo, y Xabier Agirre.
Juntos, los tres máximos representantes de las diputaciones forales asistieron a la disertación del lehendakari, que contó con el respaldo en la grada del director general de EiTB, Alberto Surio, sentado junto a la adjunta del Ararteko, Julia Hernández.
También estuvieron presentes alcaldes socialistas como Carlos Totorika (Ermua) o José Luis Marcos Merino (Sestao), el ex parlamentario y director general de la Policía imputado en el caso Faisán, Víctor García Hidalgo; la senadora del PSOE Yolanda Vicente, o el delegado del Gobierno en Euskadi, Mikel Cabieces.
No faltaron a la cita del Legislativo el presidente de Eusko Alkartasuna, Pello Urizar, o el vicecoordinador de Aralar, Jon Abril, que pese a sentarse juntos apenas se dirigieron la palabra, y eso que sus formaciones tienen mucho de que hablar en los próximos meses. Cerca de ellos estaba el presidente del Tribunal de Cuentas, Ignacio Martínez Churiaque, o el jeltzale Unai Grajales. También asistió la presidenta de las Juntas Generales de Gipuzkoa, Rafaela Romero, por la mañana; y el alavés Juan Antonio Zárate por la tarde, a una sesión que contó además con la presencia de la directora de atención a las víctimas de la violencia de género, Mariola Serrano.
Y poco más. La nómina de invitados apenas alcanzaba el medio centenar, como en las últimas ediciones de un Pleno que en su día acaparaba focos y titulares en el Estado, pero al menos sí estuvieron presentes todos los parlamentarios elegidos por los vascos.
Algunos de los asistentes, quizá poco habituales en la Cámara Vasca, hicieron un amago de aplaudir en mitad de la intervención del lehendakari, al estilo del Congreso de los Diputados, pero su gesto no encontró eco hasta que, ya concluida la intervención de Patxi López, salió del palco de invitados una discreta salva que precedió al cierre de la sesión hasta después de comer.
La segunda parte de la jornada en el Parlamento, donde tras varias horas de intensa actividad y trasiego de gente reinaba un calor sofocante, arrancó poco a poco, como el paulatino despertar de una siesta. Los invitados se habían esfumado. Apenas veinte parlamentarios estaban sentados en sus escaños cuando Gorka Maneiro empezó con el turno del Grupo Mixto, aunque poco a poco el salón de plenos fue llenándose de nuevo según los portavoces de los grupos iban subiendo a la tribuna a replicar al lehendakari, a quien, por cierto, representantes de UGT invitaron a secundar la huelga general del día 29, unas horas antes, cuando se disponía a entrar al Legislativo Vasco, pocos minutos antes de que el sistema informático le jugara la mala pasada antes citada.
Con el plan B -el que contemplaba el acuerdo ya firmado- bien estudiado, dispuesto a salir a la tribuna en cuanto le diera la palabra la presidenta, tuvo lugar la que sin duda fue la anécdota del día. "Pues ayer funcionaba estupendamente", comentaban los responsables de protocolo del Parlamento después de escuchar cómo por megafonía se repetía, una y otra vez, la orden de la presidenta de comenzar.
Nuevo intento, ya con risas generalizadas en el salón de plenos, e idéntico resultado. La megafonía repetía las palabras de la presidenta del Parlamento Vasco como el bucle sin fin de un inoportuno disc-jockey, así que hubo que parar antes de empezar.
De repente, parlamentarios e invitados disponían de media hora sin nada más interesante que hacer que esperar, así que la cafetería se llenó de adictos al cortado y la puerta principal y el patio trasero de los adictos a la nicotina que en unos meses prohibirán fumar en bares y restaurantes. Era tiempo para contar anécdotas del viaje a Boise y de las particularidades de un país como Estados Unidos, o de demandar información sobre Sanidad al consejero del ramo, Rafael Bengoa, como hizo la parlamentaria del PP Laura Garrido.
Por lo demás, ayer estaban acreditados prácticamente los mismos periódicos, radios y televisiones de ediciones anteriores. Técnicos y periodistas desplegaron en la Cámara la habitual parafernalia mediática, con cables pegados al suelo con cinta adhesiva, sets de radio para emitir en directo, cámaras por todas partes y la sala de prensa llena hasta la bandera tras la intervención del lehendakari. Todos los grupos pasaron por el declaródromo para hacer una valoración previa para los informativos del mediodía antes de replicar en la tribuna, ya por la tarde.