EL Gobierno Vasco gestionará a partir del próximo uno de enero un importante fondo de dinero, 472 millones de euros, para dinamizar el mercado laboral. Con ese Presupuesto el nuevo Lanbide diseñará los ciclos formativos profesionales que reciban los trabajadores en paro así como la formación continua de los que tienen empleo. También se encargará de intermediar entre las empresas que buscan trabajadores y los ciudadanos que se ajusten al perfil solicitado y pagará a las compañías las subvenciones establecidas para fomentar el empleo. Son los tres ejes principales de las políticas de fomento del trabajo, de su éxito o de su fracaso dependerá que la CAV recupere su nivel de actividad habitual, o lo que es lo mismo, que salgan del bache las más de 130.000 personas que están actualmente en el paro.
Tras dos décadas de desacuerdo, el traspaso de las políticas activas de empleo se ha desbloqueado. Llega coja porque no le acompañan las políticas pasivas, la gestión de las prestaciones por desempleo, otra histórica reivindicación de la CAV. La propia Organización Internacional del Trabajo recomienda que ambas actuaciones sean lideradas por una única administración para que los servicios de búsqueda de trabajo y las prestaciones por desempleo vayan de la mano y sean complementarias. Sin embargo, los sucesivos gobiernos de España se han negado a ello por su temor a romper la caja única de la Seguridad Social ya que se abriría la puerta a que otras comunidades lo soliciten.
la transferencia
¿Qué llega a Euskadi?
Los casi quinientos funcionarios del Inem en Euskadi pasarán a formar parte el próximo año a la plantilla del nuevo Lanbide, que tiene hoy un centenar de empleados. Aunque las políticas pasivas seguirán dependiendo de Madrid, los funcionarios que atienden a los parados en relación a las prestaciones por desempleo también formarán parte del servicio vasco de empleo. Junto a la formación, Lanbide tendrá como principal objetivo la recepción de ofertas de empleo y la búsqueda de candidatos en el paro para cubrirlas.
El acuerdo del PNV con el Estado también incluye la Inspección de Trabajo, que vela por el cumplimiento de las obligaciones en materia de seguridad laboral de empresas y trabajadores. Se ocupa de desarrollar acciones preventivas contra accidentes de trabajo, corregir las deficiencias y de sancionar a quien incumpla la normativa.
Otra transferencia será el Instituto Social de la Marina, el organismo que se ocupa del formación de los trabajadores del mar. También llegarán en el futuro las funciones ejecutivas del Fogasa.
la formación
Eje de la creación de empleo
El nuevo Lanbide tendrá un gran reto, romper con la imagen del Inem, asociado por los ciudadanos sólo a las prestaciones debido al fracaso en líneas generales como agencia de formación y colocación.
En un contexto marcado por la crisis y por la necesidad de reestructurar el tejido económico, las expectativas son grandes. Se intuyen grandes cambios en la economía y la formación ocupacional -la de los parados- y la continua -trabajadores en activo- debe adaptarse a las nuevas necesidades productivas.
Los analistas consideran que será necesario reciclar los puestos de trabajo actuales y resituar en ese escenario tanto a los activos como a los desempleados. El turismo y el comercio, por ejemplo, tendrán que incidir en la profesionalización. El empleo de la construcción tendrá que adaptarse a los nuevos ritmos del sector y también a criterios más respetuosos con el medio ambiente.
El PNV le ha puesto la transferencia sobre la mesa, pero el Gobierno socialista tiene mucho trabajo por delante para reactivar el mercado de trabajo.