Johanesburgo. La República Democrática del Congo (RDC) suspenderá indefinidamente la actividad minera en las provincias del este del país, incluida la extracción del coltán, en el este del país para reordenar el sector y evitar que los beneficios vayan a grupos armados que promueven la violencia. Según la emisora local Radio Okapi, la explotación excesiva de los recursos mineros y el control de grupos armados rebeldes y militares del Gobierno sobre algunos yacimientos ha sido el motivo para que el presidente del país, Joseph Kabila, adoptara la decisión. La prohibición afecta a las provincias de Maniema, Kivu Norte y Kivu Sur.

La RDC tiene el 80% de las reservas mundiales de coltán, siendo la zona oriental es la mayor productora de este mineral, mezcla de columbita y tantalita, esencial para la fabricación de teléfonos móviles, así como armas modernas y elementos de comunicaciones. Kabila, que en la actualidad visita la provincia oriental de Kivu Norte, la que más sufre la violencia en el país, pretende pacificar la zona antes de reanudar las explotaciones mineras, que han servido a los grupos rebeldes, tanto congoleños como ruandeses, para sostener la guerra en el Congo.

Las acciones contra los grupos armados se iniciarán tras la evacuación de la población civil, según Radio Okapi, y no se permitirá la actividad minera hasta haber restablecido el orden en la zona. Grupos civiles de la zona han acusado también a mandos de las Fuerzas Armadas de RDC de hacerse con el control de las minas y explotarlas para su propio beneficio en esa zona.

Violencia sexual El este del país sufre desde hace años el azote de la violencia, especialmente Kivu Norte. Allí, tras la reciente violación de centenares de mujeres, el Comité de Menores y Conflictos Armados del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas pidió está semana a la Misión de Naciones Unidas en el Congo (Minusco) mayor eficacia en la protección de la población civil. La mayoría de las violaciones se produjeron en el territorio de Walikale, parte de esta provincia, por milicianos congoleñas mai-mai, aliados del Gobierno, y guerrilleros de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que controlan explotaciones mineras en la zona. Desde que se produjeron estos ataques sexuales, las fuerzas de seguridad no han logrado aún controlar la violencia en el territorio de Walikale. Al parecer, la insurgencia sigue realizando pillajes en las zonas de Mubi y Pinga, pese a que la Minurso y el Ejército congoleño han aumentado su presencia en la zona en los últimos días. Asimismo, organizaciones humanitarias que prestan asistencia a las víctimas han denunciado más violaciones desde los sucesos ocurridos en Walikale. Desde que se conocieron las violaciones en masa a principios de semana, la Minurso y la ONU han sido blanco de las críticas por no haber ofrecido protección suficiente a las mujeres y niñas afectadas.