Bilbao. En el vídeo difundido el domingo por la BBC, ETA anunciaba que hace unos meses decidió "no llevar a cabo acciones armadas". Con ello, daba a conocer el cierre provisional -sin especificar desde cuándo ni por cuánto tiempo- de lo que podría llamarse su frente militar. Sin embargo, ha mantenido abierto otro, el del cobro del impuesto revolucionario. Después de unos meses tranquilos, a lo largo de este verano y especialmente en el mes de julio, varios empresarios de la CAV han recibido cartas de extorsión, según ha podido saber DNA, que ha confirmado cuatro casos.

Una de esas cartas, a la que ha tenido acceso este periódico y que se reproduce junto a estas líneas, reclama el pago de 48.000 euros e incluye la advertencia de que, dado que el receptor no había cumplido el plazo para el abono de esa cantidad, "a partir de este momento tanto Ud. como todos sus bienes se convierten en objetivo operativo de ETA, quedando en manos de nuestra organización el cuándo y el cómo actuar contra Ud., un declarado enemigo de la lucha por la libertad de Euskal Herria".

Este documento está datado, como otros que se han recibido, en el mes de julio pasado y en él también se aclara que la única manera de "hacer reversible" el haberse convertido en "objetivo operativo" es el pago de la cantidad reclamada.

El retorno de la presión de la extorsión ha vuelto a planear este verano y principalmente en julio, con envíos de misivas que en algunos casos tienen matasellos de Irun y de Gasteiz. DNA tiene constancia de que algunos de los empresarios han puesto en conocimiento de la Ertzaintza estas cartas, de cuya autenticidad la Policía vasca no tiene dudas.

Su fuente de financiación Esto vendría a confirmar que la organización armada únicamente ha decretado un parón en sus "acciones armadas ofensivas", en la comisión de atentados, y que mantiene en activo el envío de cartas exigiendo a la clase empresarial vasca el pago del llamado impuesto revolucionario. Es decir, que su anuncio del domingo se refiere estrictamente a la comisión de atentados. En cualquier caso, podría decirse que mantiene la amenaza, porque la advertencia de pasar a formar parte de los "objetivos operativos" de ETA ha estado presente en sus misivas extorsionadoras incluso después de que hubiera tomado la decisión de no atentar. Y ésta es una situación que no se produjo tras el anuncio de la tregua decretada en marzo de 2006, como confirmaron los empresarios de la CAV en abril de ese mismo año, que explicaron que se había producido un cese de la llegada de estas amenazas.

La del impuesto revolucionario es una de las principales vías de financiación de ETA, tal y como subrayan los expertos de la lucha antiterrorista, de forma que para la organización armada podría resultar vital mantener esa recaudación. De hecho, en el juicio celebrado en París contra el ex jefe militar de ETA Ibon Fernández Iradi, Susper, en mayo de 2008, uno de los responsables de la División Antiterrorista francesa aseguró que en 2002 el presupuesto de la organización armada se situaba en 1.550.000 euros y la mayoría, 1.450.000 euros, procedía del impuesto revolucionario.

Los envíos de cartas no son ninguna novedad, si bien en los últimos meses parecían haber entrado en una etapa más tranquila. La última denuncia pública sobre la llegada de estas misivas en la CAV la formuló en mayo el presidente de Confebask, Miguel Lazpiur, quien constató que el goteo de las mismas se producía por temporadas con mayor o menor intensidad, pero se producía. Y otras fuentes han confirmado a DNA la llegada de cartas durante ese mismo mes en las que se reclamaban 400.000 euros.

Desde entonces, poco o nada se había sabido de una cuestión sobre la que, además, los amenazados prefieren mantener la discreción más absoluta. No en vano no sólo pende sobre ellos la amenaza de ETA, sino también la posibilidad de que tengan que rendir cuentas ante la justicia española, como ya ocurriera en 2004, cuando Garzón imputó a varios ex directivos de la empresa Azkoyen en relación con pagos a ETA, y en 2006 cuando Fernando Grande Marlaska acusó de colaboración con ETA a dos empresarios navarros por haber pagado "voluntariamente" el impuesto revolucionario.

El mantenimiento del envío de cartas de extorsión explicaría también el comunicado que ayer remitió a los medios de comunicacón Eusko Ganberak-Cámaras Vascas para valorar el anuncio de la organización armada. "Para las Cámaras de Álava, Bilbao y Gipuzkoa, el comunicado no recoge en ningún momento que cesen también las acciones contra las empresas, sus actividades y las presiones, chantaje y acoso a los empresarios, y, por tanto, aunque la declaración contenga elementos positivos, no es suficiente".

Esta situación también podría estar en el orgen del escepticismo reinante en las consideraciones que realizó ayer la patronal vasca, Confebask, en un comunicado en el que destacó que el pronunciamiento de la organización armada es "decepcionante, insuficiente y muy alejado de lo que la sociedad vasca necesitaba y exigía", aunque indicó que "una declaración de alto el fuego no puede dejar de valorarse positivamente".

En su interpretación del anuncio de ETA, Confebask subrayó también que en el comunicado de la banda "no se menciona lo único que de verdad todos esperábamos de ETA: el cese definitivo y verificable de la violencia y la renuncia expresa al mantenimiento de cualquier tipo de amenaza, chantaje o extorsión".

En opinión de Confebask, "seguir hablando de lucha y de confrontación y eludir una referencia expresa al fin absoluto y permanente del terrorismo" supone que los responsables de ETA "continúan sin entender que la violencia nunca va a ser el camino y que, llegados a este punto, Euskadi ya no puede ni debe permitir que algo así siga perviviendo".

La patronal vasca, después de constatar las diferencias de planteamiento existentes entre la organización armada y la sociedad vasca aseguró, como conclusión, que confía en que "precisamente las ansias de paz y libertad de la sociedad vasca y los esfuerzos que ésta viene realizando para alcanzarlos conduzcan ineludiblemente al final del terrorismo".