MADRID. ETA decretó entre finales del pasado mes de marzo y principios de abril un parón técnico y estratégico a nivel interno en el que la banda decidió aparcar sus acciones terroristas con un objetivo doble: recuperarse operativamente ante la multitud de arrestos llevados a cabo por las fuerzas de seguridad y ganar tiempo para controlar de nuevo a su brazo político, según informaron fuentes de la lucha antiterrorista.

Sólo en los meses de enero, febrero y marzo se habían practicado hasta 32 detenciones repartidas entre España (22 arrestos), Francia (seis detenidos), Portugal (tres), Inglaterra en las que habían participado seis cuerpos policiales distintos. La operación más relevante fue la que el 28 de febrero logró el arresto del entonces 'número uno' de ETA, Ibon Gogeaskeotxea, junto a otros dos terroristas en Francia.

Además la acción de las fuerzas de seguridad había asestado importantes golpes a la logística de la banda como la desarticulación en febrero de la base de ETA en Obidos (Portugal) donde los terroristas escondían 1.500 kilos de explosivo, 300 de ellos preparados para una acción inminente. Días después, la Policía Nacional también desbarató los planes de ETA de implantar otra base similar en Catalunya.

Acosada policialmente, la banda buscó respiro reduciendo el riesgo de sus militantes para recomponer sus estructuras y abastecer de nuevo su almacén de cara a retomar los atentados, posiblemente durante los meses de verano. Sin embargo, el arresto el pasado 20 de mayo del jefe militar de la banda, Mikel Carrera Sarobe, precisamente cuando abordaba la organización de los 'comandos' con las peores intenciones junto a su lugarteniente Arkaitz Agirregabiria del Barrio llevó a los expertos antiterroristas a pensar que la banda podría mantener ese parón técnico. Sin embargo, la decisión última pasaba a depender de los dirigentes terroristas que hubiesen recogido el testigo dejado por Sarobe.

Hasta el mes de marzo la banda llevaba ocho meses sin matar con la excepción del asesinato del agente galo Jean Serge Nerín, el 16 de ese mismo mes fruto de un encontronazo de los terroristas con la policía francesa en una operación de abastecimiento en la que un 'comando' salía de robar coches de un concesionario en las inmediaciones de París. La banda explicó esta acción como un accidente y aclaró que no se trataba de un atentado premeditado.

DE ALSASUA A IRUÑEA, PASANDO POR BRUSELAS

En cualquier caso, aquella acción puso a prueba la voluntad de la izquierda abertzale de desmarcarse de la banda terrorista ETA ya que se produjo en pleno proceso de debate interno en el que se había impuesto la postura favorable a abrir un nuevo ciclo en ausencia de violencia. Fue el pasado 14 de noviembre cuando la izquierda abertzale presentó públicamente la conocida como 'declaración de Alsasua', en la citada localidad navarra.

Su principal novedad era la apuesta por solucionar el "conflicto" en base a los denominados 'principios Mitchell' aplicados en el proceso de paz para Irlanda del Norte y que propugnan un escenario sin injerencias violentas de ningún tipo.

Semanas después, la propia izquierda abertzale tras un proceso asambleario por distintos territorios del País Vasco y Navarra -- y también se extendió a las cárceles-- presentó las conclusiones definitivas de su debate por medio del documento 'Zutik Euskal Herria' (Euskal Herria en pie) en el que se reafirmaban en su compromiso con los 'principios Mitchell' y con el horizonte puesto en las elecciones municipales de 2011 donde exigían estar presentes.

ETA contestó a estos movimientos de su brazo político por medio de un comunicado el 17 de enero asegurando que tutelaba y hacía suyos los planteamientos expresados, pero mantenía su apuesta por la violencia. De hecho la banda ha tratado siempre controlar este debate en el seno de su brazo político, aunque ha fracasado en el intento. Prueba de ello es que los últimos comunicados de ETA han sido en respuesta a pasos dados por su entorno y no al revés como había sucedido hasta ahora.

El fracaso más evidente de la banda se produjo en el origen mismo del debate interno. La banda intentó sin éxito que la ponencia a discutir fuese la denominada 'Mugarri' en la que se defendía el incremento de los atentados como manera de doblegar al Estado. Sin embargo, terminó por imponerse la vía posibilista que defendían, entre otros, el histórico dirigente abertzale Arnaldo Otegi desde prisión.

CONTROL DE LAS BASES POR MEDIO DE SUS ABOGADOS

Ante la incapacidad de controlar a su brazo político desde la clandestinidad, los terroristas reaccionaron creando una estructura aparentemente legal llamada a ser sus ojos y su voz en las asambleas que se llevaban a cabo tanto dentro como fuera de las cárceles. Esa misión fue encargada a sus abogados de confianza que, sin embargo, fueron detenidos el 14 de abril. De este modo, se desbarató el último plan de ETA para controlar a sus bases.

Así, diez días después, en Pamplona, la izquierda abertzale daba su penúltimo paso en su proyecto de abrir un nuevo ciclo con la vista puesta en las elecciones de 2011 con una nueva declaración pública, esta vez en Pamplona. El último paso fue la escenificación de su alianza con EA el pasado 20 de junio y antes de eso, el 30 de marzo, un grupo de mediadores internacionales y premios Nobel firmaban la 'Declaración de Bruselas' en la que pedían a ETA la declaración de un alto el fuego.

Fuentes cercanas al proceso consultadas por Europa Press indicaron que la izquierda abertzale ya no daría más muestras de fuerza a ETA ya que la pelota pasaba a estar en el tejado de la banda. Así, estas mismas fuentes indicaron que la intención de la izquierda abertzale era que la organización terrorista asumiera su derrota en la vanguardia del MNLV y, en consecuencia, decretase un alto el fuego.

No obstante estas mismas fuentes nunca descartaron que la reacción de ETA fuese precisamente la contraria y buscase dinamitar este proceso con una acción terrorista.