vitoria. El marcaje al que el PP está sometiendo al partido socialista sigue ganando intensidad a medida que se acerca la cita con las elecciones municipales y forales previstas para el próximo mes de mayo. Y un paso más allá de la pugna por el control de la Diputación foral de Álava, o la fiscalización de la negociación presupuestaria que socialistas y jeltzales van a mantener en el Congreso de los Diputados, el partido que dirige Mariano Rajoy ya activa otra de las estrategias que sobresalen de su vademécum político: la presión en el ámbito de la lucha contra ETA.

Ayer, el político gallego lanzó una nueva andanada contra quienes son sus máximos rivales en el Estado -y sus socios preferentes en el País Vasco- advirtiéndoles de que para él es "capital" que el Gobierno español ponga en marcha toda su maquinaria para que la izquierda abertzale ilegalizada siga estándolo y no pueda presentarse en 2011. "El Ejecutivo debe hacer todo cuanto esté en sus manos" para que "ninguna franquicia de ETA" pueda presentar candidaturas, exigió.

"Motivos para la desconfianza" Las palabras de Rajoy no se quedaron en un aviso a navegantes sino que se convirtieron en una amenaza velada tras pasar por el filtro vasco.

Así, preguntado sobre si un concurso legal de este sector en las elecciones daría la puntilla al pacto PP-PSE, ofreció una respuesta cargada de intención: "No me gusta hablar de rupturas de pactos, sino de pactos para cumplir, que es lo que estamos haciendo", advirtió.

Precisamente al hilo de la relación que mantiene con la política que el PSOE está llevando en ámbitos como el penitenciario, Rajoy cargó la brocha para reconocer que "podría haber motivos para la desconfianza", dado que la información que está recibiendo sobre asuntos como el acercamiento de presos no fluye como debería, y dado que el propio Gabinete Zapatero puso en marcha un proceso de negociación del que no ha renegado. "Eso es un disparate" fruto de una política "erronea", criticó Rajoy, que advirtió a los gestores socialistas de que su partido no permitirá que vuelvan a un escenario de diálogo con la organización terrorista; algo que, en todo caso no le "consta" que esté sucediendo.

ganarse la credibilidad También EB se pronunció sobre el futuro político de la izquierda abertzale ahora ilegalizada aunque, a diferencia del PP, lo hizo para pedirle que "eluda la confrontación" haciendo así "creíble su apuesta por las vías políticas".

Para el portavoz de la presidencia, Serafín Llamas, después del proceso de reflexión que ha llevado a cabo, este sector tiene la "obligación política y ética" de refrendar sus palabras con hechos "garantizando" que no se producirán unos actos violentos que, según subrayó, van en contra de la "línea estratégica mayoritaria de la izquierda abertzale" y son utilizados para restar "credibilidad y legitimidad" a sus compromisos.

En este sentido, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, lo tuvo más claro. Si hay kale borroka es porque "los radicales abertzales lo permiten", porque cuando han querido parar esas acciones "lo han conseguido", aseguró, antes de pedirles que sean claros si realmente se oponen a estos actos.