Bilbao. ¿Qué análisis realiza del actual rebrote de kale borroka?

Es un pulso interno que ETA, o sectores de ETA, le están lanzando a la base social de la izquierda abertzale, que ha tenido un debate largo, serio y sereno en el que ha decidido que estas acciones de terrorismo callejero no tienen lugar en el ámbito de la acción política. Hay determinados sectores, seguramente cercanos a ETA, que no están cómodos con ese debate porque cuestiona su propia existencia. Espero que sean los últimos coletazos de una ETA que de una vez por todas debe desaparecer.

¿Cree que, como apuntan algunas voces, estos ataques pueden ser la antesala de una acción más grave?

Es preocupante. Hacia el final del proceso de Lizarra también hubo un rebrote de kale borroka. Sin embargo, las situaciones son muy diferentes porque en este momento ha habido un debate interno en la izquierda abertzale, que ha decidido que la violencia no puede formar parte de la acción política. Por tanto, ahora cuando se queman contenedores, además de amargarnos la existencia, se va contra los debates de esa base social. Espero que esto finalice en debates que seguramente no conoceremos. El desmarque de la izquierda abertzale, por tibio que pueda parecer, es significativo de que su apuesta es seria.

Hay partidos que no acaban de creerse dicha apuesta.

Hay sectores políticos que no acaban de ver una Euskadi sin ETA. No es que no lo deseen, sino que no sabrían hacer política en ese escenario porque gran parte de su discurso se basa en la lucha contra ETA y en esa especie de invención que han hecho de que todo es ETA. En una situación en la que finalmente, y esperemos que sea más pronto que tarde, ETA desaparezca, va a haber mucho discurso político que va a dejar de tener contenido. En el momento en que eso ocurra tendrán que adaptarlo y muchos no sabrán cómo hacerlo.

Los vaticinios de un pronto final de ETA se han convertido en un clamor. ¿Sigue estando la pelota en el tejado de la banda?

Sin ninguna duda, la pelota está en el tejado de ETA como lo ha estado durante toda su existencia. Se ha convertido en una banda criminal cuyo único objetivo es su propia supervivencia. Podrá generar sufrimiento y dolor pero está condenada al fracaso. Hay que exigirle que abandone las armas, y esto ya no se lo decimos sólo parte de la sociedad, sino toda la sociedad vasca. La propia izquierda abertzale le dice que no comparte esa estrategia.

¿Apoyaría un diálogo del Gobierno español con ETA, como muchos aseguran que se está produciendo?

Éste es un banderín partidista que el PP ondea cada vez que las encuestas no le son todo lo positivas que desearía. Un gobierno tiene la responsabilidad de saber siempre qué está pasando en cualquier ámbito y también en una organización terrorista como ETA. Ahora no tiene nada que negociar porque la única negociación entre ambos se debe producir cuando ETA decida entregar las armas. También creo que es obligación del Gobierno Vasco tener interlocuciones con todos los sectores políticos, incluida la izquierda abertzale, y espero que lo tenga y que sepa qué está ocurriendo.

¿Los traslados de presos inducen a pensar que algo se está moviendo en este sentido?

No lo sé. Creo que no es positivo entrar en especulaciones en este ámbito, lo que sí tengo claro es que no compartimos la política de dispersión. Se ha demostrado que no ha dado los resultados que se buscaba, por lo que los acercamientos tendrían que ser algo natural, ya que la propia ley los determina.